Limitarse a decir que Trilce Fabiola Ovilla Bueno es abogada o maestra en Derecho Corporativo y Derecho Procesal Constitucional, es decir poco sobre ella y reducir su mundo a los títulos que posee, aunque es cierto que su trabajo copa parte importante de su vida.
Trilce es madre, hija, esposa, docente y, sobretodo, un ser humano capaz de romper la fría distancia con su calidez humana y pasión.
Viene de una familia de abogados y maestros rurales. Su padre y su madre no solo le dieron el apellido, sino también la profesión y la pasión por la enseñanza en las aulas. “Ambos eran docentes universitarios”, resalta mientras agrega que las leyes se dieron en ella de forma natural. Además, sus abuelos fueron maestros rurales y la enseñanza siempre le pareció una labor loable.
Trilce recuerda que aún era una niña cuando su padre fue contratado para hacer un trabajo en la paradisiaca ciudad de Cancún, México. Aunque por aquellos años Cancún no se había convertido en la urbe turística que es en la actualidad, ya ostentaba de hermosas playas de arena blanca y agua turquesa.
Mientras la familia disfrutaba del sol y de la arena, Trilce le preguntó a su padre por qué estaban allí, a lo que él contestó categóricamente: estoy trabajando.
“En ese momento dije: ‘yo quiero su mismo trabajo’”, dice entre risas sobre aquella historia que, para ella, esconde una realidad.
Más allá de la pintoresca anécdota, para Trilce la realidad es que los abogados pueden trabajar en todos lados, porque todo se interrelaciona con el derecho, lo cual lo hace tan apasionante e importante.
Lejos de las historias, reconoce que siempre compartió los ideales de justicia, “no solo la justicia valorativa, sino la legal, porque entiendo que el mundo tiene que ser cambiado en función de reglas preestablecidas con las que todos estemos de acuerdo”. Aquellos ideales la motivaron a seguir el camino de sus padres.
Sus ideales también la llevaron a la docencia, pues confiesa que sentía una “gran” responsabilidad de guiar a los jóvenes no solo informándolos, sino guiando su formación personal, especialmente en el complejo contexto mexicano y latinoamericano.
“Si me preguntan si en México existe la justicia, tengo que contestar categóricamente que sí, porque en el momento en que las normas son aplicadas hay una justicia legal”, explica la experta.
Sin embargo, resalta que “lamentablemente” la justicia legal no siempre se coincide con la justicia valorativa.
La justicia legal no siempre se condice con la justicia valorativa
Trilce Fabiola Ovilla Bueno
Para ella, hace falta más compromiso social para alcanzar esa justicia valorativa y, aunque cree que están en el camino para lograrlo, es fundamental que cada ciudadano haga su parte y no espere a que los demás lo hagan. Para ello, las universidades juegan un papel fundamental.
“Yo creo que los cambios están en las universidades, porque los hacen los jóvenes”, dice mientras explica que desde las aulas se debe despertar esa consciencia hacia las problemáticas que deben ser abordadas para crear soluciones de manera conjunta y buscando los valores colectivos.
En ese sentido, desde la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han buscado darles un mayor espacio y participación a los jóvenes, más aún en tiempos de pandemia, en los que era necesario no solo migrar a la educación a distancia, sino también generar espacios de interacción social para que los jóvenes pudieran conectar y sentirse motivados.
Los resultados han sobrepasado las expectativas y las fronteras, llegando hasta Bolivia.
La Coordinación de Asuntos Multidisciplinarios e internacionales de la Facultad de Derecho de la UNAM, repartición de la que Trilce Ovilla se encuentra a cargo, empezó a promover tertulias desde su página de Facebook, donde los jóvenes invitados compartían sus expectativas de vida y su experiencia en la pandemia.
“Dejamos que los jóvenes se visibilizaran, comentaran sus inquietudes y entre ellos mismos empezaran a formar redes profesionales tanto como personales”, explica sobre el programa denominado Jóvenes Universitarios del Siglo XXI.
El programa, en el que participaban estudiantes de la UNAM, así como invitados del extranjero, empezó a tener éxito y a abordar temáticas más relacionadas al derecho.
Estas tertulias además permitían tener una visión internacional de los temas abordados, gracias a la participación de estudiantes de casas de estudio de otros países.
“Rompimos las fronteras porque no estábamos limitados a viajar, a pagar hoteles y aviones”, agrega por su parte Trilce sobre las facilidades brindadas por las redes sociales.
La experiencia llevó a que los encargados del programa notaran que los jóvenes no solo querían compartir sus experiencias, sino que estaban interesados en formar su criterio jurídico pese a las limitaciones que la pandemia imponía. Fue así que las tertulias empezaron a abordar las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para que los estudiantes las analizaran.
“La gestión pasada sin duda ha sido un reto a nivel académico y profesional para toda la población en general, ha implicado trasladarnos a espacios virtuales para seguir desarrollando el conocimiento”, comenta Claudia Sirpa, una estudiante de la Universidad Católica Boliviana San Pablo de Tarija, quien participó en dos oportunidades en el webinar Estudiantes del Siglo XXI.
“La Universidad Católica Boliviana San Pablo de Tarija tiene un programa muy serio sobre derechos humanos”, dice Trilce sobre la universidad boliviana invitada al webinar.
“Dialogar con estudiantes de otros países sobre una misma problemática desde una posición que compartimos, me ayudó a entender mejor la realidad que se vive en Latinoamérica, oportunidades que existen y dificultades que se presentan para quienes se están formando en la carrera de Derecho”, explica Claudia sobre su experiencia.
Para Trilce, este trabajo es importante porque los jóvenes son el futuro y hay que prepararlos.
“Hay una frase que me gusta mucho que dice que hay que preparar nuestro futuro, porque es donde pasaremos el resto de nuestras vidas”, concluye Ovilla, quien busca promover el cambio para ese futuro con el que sueña, desde las aulas.