El Día Mundial de la Salud se celebra cada año con motivo del aniversario de la fundación de la OMS en 1948. Cada año, la celebración se acoge a un lema para trabajar diferentes aspectos relacionados a esta área, este 2022 el lema es: “Nuestro planeta, nuestra salud”, haciendo hincapié en la interconexión que hay entre la salud humana y el medio ambiente.
“Ante la pandemia actual, un planeta contaminado y la creciente incidencia de enfermedades, el lema del Día Mundial de la Salud 2022 es nuestro planeta, nuestra salud”, explica la página de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Con la mirada puesta en esa área de preocupación, la OMS ha planteado una serie de acciones que pueden realizar los gobiernos, empresas, trabajadores del sector de la salud, alcaldes y personas particulares para construir un mañana más saludable para el binomio planeta-humanos.
De hecho, estimaciones del organismo internacional apuntan a que alrededor de un millón de personas mueren en forma prematura cada año por, cuestiones atribuibles a riesgos ambientales conocidos y evitables, como la contaminación del agua, aire y un saneamiento inadecuado.
La falta de políticas públicas y lo que la OMS describe como una “gobernanza en salud débil”, así como las desigualdades a la hora de acceder a servicios en esta área, son factores que agravan las amenazas y riesgos mencionados anteriormente.
Si bien los ciudadanos pueden pasar a la acción con decisiones cotidianas como ir al trabajo en bicicleta al menos una vez a la semana, utilizan el transporte público, usando energías renovables, apagando las luces, comprando sus alimentos de productores locales y evitando el uso de plásticos, son los gobiernos quienes realmente pueden marcar una diferencia en el cuidado del planeta y, por ende, en la salud de sus habitantes.
En este sentido, algunos de los puntos planteados por la OMS para los gobiernos son:
- Priorizar el bienestar humano a largo plazo y la estabilidad ecológica en todas las decisiones.
- Priorizar el bienestar en todos los objetivos empresariales, institucionales, sociales y ecológicos.
- Mantener los combustibles fósiles bajo tierra. Detener las nuevas prospecciones y proyectos relacionados con combustibles fósiles y aplicar políticas de producción y uso de energías limpias.
- Detener las subvenciones a los combustibles fósiles. Reinvertir dichas subvenciones en la salud pública.
- Imponer más impuestos a los contaminadores. Incentivar la reducción del carbono.
- Aplicar las directrices de la OMS sobre la calidad del aire.
- Electrificar los establecimientos de atención de salud con energías renovables.
- Reducir los niveles de contaminación del aire para disminuir la carga de morbilidad derivada de los accidentes cerebrovasculares, las cardiopatías, el cáncer de pulmón y las enfermedades respiratorias tanto crónicas como agudas, incluida el asma.
- Reorientar las subvenciones agrícolas hacia la producción de alimentos sostenibles y saludables.
- Construir ciudades con espacios verdes que promuevan la actividad física y la salud mental.

¿Qué pasa en Bolivia?
Como parte de la Agenda Patriótica del Bicentenario 2025, Bolivia inició su implementación basada en el Plan de Desarrollo Económico y Social (PDES) y en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los cuales se alinean con los puntos planteados por la Organización Mundial de la Salud para proteger nuestra salud y la del planeta.
En este sentido, en cuanto a salud, se ha implementado el Sistema Único de Salud, Universal y Gratuito (SUS), que se constituye en una de las principales políticas del Sector.
Esta política, conjuntamente con otros programas complementarios, coadyuvaron a que la tasa de mortalidad infantil se haya reducido de 24,0 por mil nacidos vivos en 2016 a 22.4 en 2020, según explica el Informe Nacional voluntario 2021.
En materia de medioambiente, se han registrado avances en el acceso a fuentes mejoradas de agua, debido a la implementación del programa Mi Agua, y el programa de agua potable y saneamiento en áreas periurbanas.
Los indicadores relacionados con la energía asequible y no contaminante han reportado progresos, especialmente el relacionado al acceso a energía eléctrica. En el 2020, el 80,4% de los hogares a nivel nacional tenían acceso a este servicio, registrándose importantes avances en el área rural.
Según el informe, en la gestión sostenible de bosques, el país exhibe adelantos de la política con enfoque de gestión integral y sustentable basada en la planificación articulada e integral del bosque, suelos forestales y los actores involucrados.
Entre 2015 y 2020 se ha reducido en 10,7 puntos porcentuales la proporción de la deforestación ilegal, de 64,6% en 2015 a 53,9% en 2020.
Sin embargo, en 2019 el país perdió más de 5.7 millones de hectáreas de bosques a causa de los incendios, mientras que en 2020 la cifra superó los 4 millones de hectáreas, ante la mirada indiferente de las autoridades.
Por aquellos años, ciudades como Santa Cruz y Tarija reportaron niveles altos de partículas y contaminantes.
Según reportó el diario El Deber, el 7 de noviembre de 2020 se dio el peor registro alcanzando un índice de 283. Significa que en el aire hay una alta concentración de partículas y contaminantes causados por el humo de los incendios forestales en el departamento.
Los combustibles fósiles en Bolivia son subvencionados y las nuevas prospecciones son constantes, fomentando el uso de energías contaminantes.
Finalmente, mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda al menos nueve metros cuadrados de áreas verdes por habitante para mantener una calidad de vida óptima y saludable, en el caso de Tarija estas apenas llegan a 2,5 metros por habitante, de acuerdo al informe del plan de ordenamiento territorial de la gestión 2010.