Fue padre a los 21 años y construyó una familia al mismo tiempo que construía una carrera y, de alguna manera, se construía a sí mismo. Miguel ha cimentado su vida en torno a experiencias significativas, decisiones transformadoras y metas ambiciosas.
Perseverante, ambicioso y humano, son las tres palabras con las que se auto describe.
Fiel creyente de que “la disciplina mata al talento”, Miguel ha vivido su vida dedicando sus esfuerzos de manera disciplinada, a alcanzar sus más profundos anhelos.
“Siempre tuve aspiraciones muy grandes y una de ellas era hacer un MBA (maestría en administración de empresas) de alto prestigio afuera”, recuerda Miguel sobre aquellos sueños que lo motivaban siendo aún estudiante.
Sin embargo, pronto empezó una familia y reconoce que las cosas no siempre fueron fáciles, pero no estaba dispuesto a renunciar a las metas que, como una semilla, germinaban y crecían en su cabeza. Aquella disciplina que él consideraba fundamental, era más necesaria que nunca.
“Tenía que comprar leche y pañales”, dice entre risas. Mientras Miguel trabajaba y ascendía rápidamente en la empresa exportadora más grande de Bolivia, buscaba oportunidades que lo acercaran a su sueño con determinación.
La posibilidad de concretar su meta llegó de la mano de la Fundación Carolina, a través de la cual realizó un MBA en España. Con el paso de los años, se fueron abriendo otras puertas para formar parte de programas de formación en el exterior, entre los que destaca el Global Competitiveness Leadership Program, de la universidad de Georgetown, en Estados Unidos; una de aquellas experiencias significativas en su vida.
Miguel recuerda que durante el programa cursado en Georgetown, su clase tuvo una serie de encuentros con el expresidente español José María Aznar López, pero uno en especial, que fue muy significativo para él, en aquella etapa en la que construía su familia y su carrera profesional.
“Todos le preguntaban cosas sobre la presidencia, el mando y el poder, pero a mí me nació la inquietud de preguntarle cómo hacía para equilibrar su familia con su rol de liderazgo nacional, pues era uno de los pocos presidentes que había sido reelecto, con mil actividades y que tenía una familia estable”, dice Miguel.
La respuesta de Aznar que gobernó España entre 1996 y 2004 fue contundente. “La única manera es que ellos sean parte no sólo de tus logros, sino del camino, de tus expectativas y de tus proyectos”.
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Aquellas palabras cambiaron el mind set de Miguel para siempre.
“Yo puedo marcar con claridad absoluta, un paralelo entre las etapas profesionales de mi vida y mis hijos”, dice haciendo un paralelismo entre sus retoños y los retos que lo llevaron a estar en algunas de las empresas más relevantes el país.
“Mi expectativa ha sido marcar hitos en el país”, dice Miguel, haciendo un análisis en retrospectiva de su paso por algunas de las empresas donde logró su cometido.
Durante su paso por Gravetal, la exportadora que en ese entonces fue la empresa oleaginosa más grande de Bolivia. Recuerda que el equipo logró cuadruplicar la capacidad de producción, y él desde su rol como líder de proyectos, logró que, además, se convirtiera en una de las pocas empresas con puertos de exportación.
En Embotelladoras Bolivianas Unidas Embol – Coca Cola, la refresquera número uno en el mundo, su meta fue convertirla en una operación referente en la región y un equipo de alto rendimiento, logrando alcanzar ese hito desde la gerencia comercial en Santa Cruz.
En su paso por Itacamba, la cementera pasó de ser la más pequeña en el mercado, a convertirse líder en Santa Cruz, el mayor mercado de cemento de Bolivia, y a tener una posición relevante a nivel nacional, experimentando un crecimiento exponencial en los últimos 8 años. Así llegó a ser la marca más poderosa de cemento del país.
Un proyecto bisagra en su vida fue su paso por la gerencia industrial de Embolpack, pues fue la primera vez que se planteó crear una empresa propia en el país, aunque Miguel ya había dado los primeros pasos hacia ese camino a través de una consultora, con la cual encaró importantes proyectos, como el de estudio de biocombustibles en Bolivia, así como mediante inversiones en startups, tecnología y en el rubro inmobiliario.
Hoy, en base a sus experiencias en los rubros anteriores y motivado por el ferviente deseo de gestionar su propia empresa, apuesta por la construcción en Santa Cruz, la urbe de mayor crecimiento en el país y una de las de mayor crecimiento en la región.
Para Miguel, Luxe Design se erige como una nueva oportunidad para marcar un hito en el rubro de la construcción inmobiliaria en Bolivia, no sólo desde los estándares de calidad en la construcción, sino desde la manera en la que se gestiona y comercializa este tipo de productos en el país.
Con “socios de primera”, como los describe Miguel, y con los colaboradores como parte primordial del proyecto, Luxe no sólo busca ser un proyecto altamente rentable, sino un lugar donde las empresas y personas que se integren al proyecto, encuentren un espacio de crecimiento y desarrollo integral.
“Los proveedores están declarados en nuestra misión; ellos son aliados estratégicos y debemos ser capaces de generarles el mayor valor posible”, dice Miguel gerente general y socio de Luxe Design, quien asegura que para ellos es vital encontrar las estrategias para que aquello sea posible.
Luxe Residence es el primer proyecto de la constructora, aunque ya tienen los terrenos, proyectos y fecha de inicio para los siguientes dos edificios, todos en las mejores zonas de Equipetrol.
Más allá de los proyectos que encara con altos estándares, objetivos ambiciosos y claros, para Miguel se ha vuelto fundamental generar desarrollo en las personas, ayudándolas a superarse en lo profesional y en lo personal. Tener tiempo para aquello, se ha convertido en parte de su disfrute diario.
“Hace mucho que doy consultorías y capacitaciones en diversos temas empresariales, pero los que más me llena son las charlas y programas de emprendedurismo que apoyo como capacitador, speaker o facilitador”, agrega. Esta última se trata de actividades que realiza ad honorem, ya que piensa que es su manera de retribuir y agradecer a la sociedad.
De hecho, dar las gracias es parte de su rutina diaria. “Es fácil orar y pedir cuando uno lo necesita, pero no dar las gracias cuando lo tienes todo o cuando las cosas van bien”, dice sobre la importancia de crear una rutina de agradecimiento que, además, pone en perspectiva todo lo bueno que uno tiene.
Se describe como amante de su familia, de charlas profundas, de un buen vino y de buena carne. Miguel concluye la entrevista reflexionando sobre algo que vive y profesa. “O estás creciendo y desarrollándote, o estás muriendo y no existe objetivo imposible de lograr si te rodeas de gente correcta, eres disciplinado, perseverante y tienes la gracia de Dios”.
Ya de salida, suelta un pensamiento que según comenta, es su cable a tierra, “más importante que la meta y de lo que logras, es la persona en la que te conviertes en ese camino.
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