“Haz el bien sin mirar a quién. No buscamos historias conmovedoras, solo queremos ayudar a los abuelitos que salen a vender en las calles y viven del día”, inicia Alejandra Dennis, una de las más de mil personas que se denominan como “corderitos blancos” en el país.
El grupo Corderitos Blancos se reunió el sábado 5 de octubre por primera vez en Tarija en la plaza principal Luis de Fuentes. Su objetivo fue ayudar a Mercedes Quiroga, una mujer de 80 años que vive de la venta de caramelos y chocolates en la entrada del Mercado Central.
La mayoría de los voluntarios, vestidos de blanco como «corderitos» tomaron rumbo hacia el Mercado Central por la calle Sucre. Al llegar al sitio, los voluntarios de todas las edades se pusieron en fila para comprar los productos que Mercedes ofrecía en su pequeña canasta.
Caramelos, chicles, chocolates, galletas y turrones son parte de los productos que fueron comprando las personas a Mercedes hasta que acabaron sus mercancías, completando en menos de una hora la venta, aquella que puede costarle hasta una semana en cerrarla.
Cómo surge la iniciativa
Corderitos Blancos nace del sueño de Alejandra Dennis Pari Cordero, quien pretende apoyar a los vendedores callejeros, en su mayoría mujeres, parte de ellas, madres de familia, como también adultos mayores de todo Bolivia. La idea fue inspirada por acciones similares observadas en otros países por medio de las redes sociales.
El proyecto comenzó el 7 de septiembre en La Paz y consiste en comprar productos que ofrecen vendedores ambulantes adultos mayores, desde hierbas medicinales hasta golosinas y tejidos. La mayoría de estas personas no tiene un puesto fijo y vive prácticamente de la calle.
La iniciativa se fue expandiendo por distintas ciudades: La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí y ahora Tarija.
Los corderitos blancos identifican a un vendedor o vendedora para darle su apoyo. Se reúnen en un lugar y forman una fila para adquirir sus productos. No importa la cantidad de la compra, sino la acción.
El fin, según cuenta Alejandra es de alegrarles el día, darles ánimos y aumentar su capital, que les dé un respiro entre la incertidumbre que puede generar su labor.
La activista menciona que, al inicio, solo eran 80 personas y contaban con 400 seguidores en redes sociales. Actualmente, hay alrededor de 1 950 miembros, organizados en dos grupos de 700 y 1 250 personas.
Aunque no todos participan siempre, realizan distintas actividades para que más personas se unan en los horarios que les sean convenientes.
La ayuda brindada es directa y cualquier persona puede unirse a la causa. “Estamos en un mes de prueba, esperamos consolidarnos y crear una organización bien establecida. Aspiramos a expandirnos a todo Bolivia, si es posible, a Latinoamérica”, añade Alejandra, quien está convencida de que la sumatoria de estas pequeñas acciones logran grandes cambios.
Para ser parte de Corderitos Blancos, no hay requisitos específicos. Los interesados pueden unirse al grupo de WhatsApp, contactar al número 64040826 o a través de sus páginas en las redes sociales para ser agregados al grupo de su ciudad, donde los coordinadores voluntarios ayudan a organizar las actividades.