La profesora Mabel León, quien fue su tutora de curso, jugó un papel importante en impulsar esta tradición en sus estudiantes y se reunió siempre con ellas.
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Mercedes Bluske Moscoso y Jesús Vargas Villena
(Verdadcontinta-diciembre 28/2017) El aula, los pupitres, las radio-novelas y el teatro fueron ingredientes suficientes para forjar una amistad única y perdurable en el tiempo.
Así, la promoción del paralelo B, a 41 años del primer reencuentro de promociones, las estudiantes del Liceo Tarija, continúan esta tradición, haciendo honor a los años compartidos en su juventud.
El escenario para la entrevista era perfecto. El Castillo Azul, no solo es una de las construcciones arquitectónicas más emblemáticas de la ciudad, sino que fue el lugar donde realizaron el primer reencuentro de promoción, aquel 28 de diciembre de 1976.
Beatriz Vaca Sanjinéz, Martha Humerez Ruiz y María del Carmen Castillo, se disponen a compartir con el equipo de Verdad Con Tinta, sus más preciados recuerdos, así como los inicios de esta tradición, que con el pasar de los años, llegó a ocupar un lugar predilecto dentro del calendario festivo de los tarijeños, bajo el nombre de: “día de reencuentros”.
“Es importante que sepan porqué decidimos hacerlo el 28”, dice Martha, con una sonrisa en el rostro. Su moño bien peinado y su prolijidad al vestir, corroboran lo que reflejan las fotos de su juventud, una mujer simple, de rostro dulce y muy buena moza.
Aquel diciembre de 1976, Martha y sus compañeras estaban buscando una fecha para reunirse después de la graduación y los años siguientes. El gran dilema radicaba en que algunas de sus amigas se irían a estudiar a otras ciudades o países y en aquellas reuniones, el objetivo era volver a estar todas juntas.
La profesora Mabel León, quien fue su tutora de curso, jugó un papel importante en impulsar esta tradición en sus estudiantes y se reunió siempre con ellas.
Buscando una fecha en la que todas estuvieran de vacaciones, las estudiantes se debatían entre reunirse a finales del año viejo o a principios del año nuevo. Finalmente, acordaron que el día de su reunión, sería el 28 de diciembre de cada año.
“El 28 también es el Día de los Inocentes, pero era la fecha que estaba al medio de dos actividades importantes como familiares, Nochebuena y Año Nuevo, por eso se fijó ese día”, asegura Mabel.
“Pensamos que a partir de esa fecha, unas iban a estudiar afuera y otras nos quedábamos en Tarija, pero teníamos que encontrarnos por lo menos una vez al año y la gente vuelve a su casa para las fiestas”, agrega María del Carmen, más conocida como Jovita entre sus amigas.
Los recuerdos, travesuras y las picardías compartidas en el aula, trascendieron el tiempo y el espacio, siendo revividos año tras año por las ahora señoras de la Promo 76, generando las mismas carcajadas de hace 41 años.
“En nuestro primer reencuentro, cuando llegamos al castillo, gracias a la generosidad de la familia Rengel, nos invitaron a todas un vaso de limonada, pero resulta que era con sal”, cuenta Beatriz entre carcajadas, a quien sus amigas bautizaron cariñosamente como Cacha, y a quien reconocen como su líder y presidente vitalicia.
Jovita, Cacha y Martha, permanecieron con el rostro sonriente a lo largo de la entrevista. Mirar hacia atrás y recordar su época colegial como su trayectoria como amigas, es motivo suficiente para ser felices.
Las carcajadas, fueron una constante a lo largo de la conversación con el equipo de Verdad con Tinta.
“María del Carmen era el alma de las travesuras del colegio, ella nos ha mantenido todos los años durante nuestras reuniones, con la misma picardía”, dice Cacha.
Aunque cada una de las 36 compañeras tiene una personalidad particular, todas se complementan y enriquecen su amistad.
Dentro de las personas que recuerdan y que las acompañaron durante su formación, destacan la profesora Maritza Navajas, el hermano Manuel Fariñas y, por su puesto, su querida tutora, Mabel León.
“Tampoco podemos olvidarnos de doña Abelina y don León Rengel, que no solo nos han dejado hacer aquí nuestras reuniones por más de 25 años, sino que fueron nuestros segundos papás”, asegura Jovita, con una expresión de gratitud en la mirada.
Para la promoción 76, la tradición no era solo reunirse anualmente, sino que los reencuentros debían ser en el Castillo Azul.
“Durante 25 años, prácticamente todos nuestros reencuentros fueron aquí, en muy pocas ocasiones los hicimos en otro lado”, explica Beatriz.
La confianza y complicidad con la familia Rengel, es obvia, pues, pese a que los dueños de casa no están en la ciudad, las puertas de su casa fueron abiertas para realizar la entrevista en el living, aportando así un sentido más especial a la nota.
41 años después des primer reencuentro, miles de jóvenes, siguiendo los pasos de este grupo de amigas, esperan con ansias el 28, para volver a encontrarse con sus amigos y compañeros de curso para ponerse al día de lo transcurrido en el año.
Cacha destaca que hoy en día, el reencuentro es una excusa más para el consumo de bebidas alcohólicas. “Nosotras cenamos, tomamos algo, charlamos y reímos hasta cansarnos”.
Sin embargo, lejos del fin noble de reunirse y mantener viva la amistad, las generaciones más jóvenes aprovechan el 28 de diciembre para beber en exceso. No es extraño ver a grupos de jóvenes ebrios por las calles de la ciudad.
“Durante algunos años dejamos de reunirnos, porque como ya somos abuelas, muchas nos quedábamos con nuestros nietos, para que nuestros hijos puedan ir a sus reencuentros”, cuenta Cacha.
La pausa de los reencuentros no duró mucho. El fallecimiento de una de sus amigas y compañera de promoción, fue un golpe muy duro para todas y decidieron no perder más tiempo, para reanudar su tradición de los 28.
Como todos, la Promo 76 espera con ansias reunirse para revivir sus aventuras y compartir más historias. Gracias a estas 36 mujeres, Tarija goza de otra tradición que hace que esta tierra sea única y llena de encanto.