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Conzelmann Castellanos
Antes de empezar la película, Pixar nos regala un cortometraje “Bao” que es una especie de tamalito o empanadita China que cobra vida, francamente entrañable, espléndida y que cuenta la historia de una emigrante afincada en Canadá, que vive en soledad después de que su hijo se emancipara. La mujer revive la maternidad gracias a Bao (imperdible). Fantástica previa, muy emotiva que nos prepara para la experiencia visual que es la secuela de los Increíbles.
Los Increíbles 2 empieza justo en el momento donde se quedó la primera,- (esta secuela se hizo esperar 14 años)- con la aparición del villano “El Subterráneo”. Toda la familia vestida con las llamativas mallas rojas lo enfrenta en una secuencia de acción formidable, donde cada miembro hace un despliegue de sus habilidades especiales, aflorando emociones.
Desde allí las pausas son como las que tienen las montañas rusas, lo suficiente como para tomar aliento. Es que los Increíbles 2 es simultáneamente un placer para los ojos, sobre la cultura pop y una astuta crítica a ésta, aunque es una entregada en la forma del clásico villano, quien carga contra la intermediación de las pantallas como un sustituto pobre para la experiencia vital sin filtros.
No es necesario decir quién gana aquí, pero es refrescante ver una secuela cinematográfica que se cuestiona su propia existencia e incluso se deleita en ello.
Los roles han cambiado: Helen, “Elastic Girl” tiene más protagonismo que Bob, “Mr. Increíble”, que se presenta como un padre modelo, en el que pasa por extraño que ella salga a trabajar (a salvar la ciudad Municiberg) y él se quede en casita a cuidar a los hijos.
Y dentro de este contexto, es lógico que Jack -Jack, el bebé, gane su espacio. Al fin y al cabo, es el personaje “nuevo”, y lo innovador son sus múltiples poderes (se contaron 17 hasta ahora), en muchas partes se roba la película, ya que sus escenas son todas muy graciosas.
Violeta es una adolescente, con problemas de adolescente, que empieza el maravilloso proceso de emancipación llamado también en nuestro coloquial castellano “Edad del burro”. Dash, el varón, tiene 10 años. Y es el que menor protagonismo posee.
La música, la estética la animación son impecables como ya nos tiene acostumbrada Pixar, los personajes son coloridos, maravillosos, vivos, llenos de sentimientos que les brinda tridimensionalidad y empatía con los espectadores, no importando si estos últimos son adultos o niños.
Una curiosidad es que tras el estreno algunas personas se quejaron de que la película provoca ataques epilépticos, Disney tomó cartas en el asunto y colocó avisos afuera de las salas de cine avisando que: “Los Increíbles 2 contiene una secuencia con luces intermitentes que podría afectar a los clientes que son susceptibles a la epilepsia fotosensible”.
Si es que no es el caso, ¡solo queda disfrutarla!
Puntaje: 8/10