Un vehículo del transporte interprovincial estaciona en la esquina de las calles Virginio Lema y Suipacha, bloqueando la rampa para sillas de ruedas. El motivo del chofer para tomar esta determinación de quitar este espacio…un helado.
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“Empuja con fuerza antes de que cambie el semáforo de color”, dice la cabeza mandando la alerta necesaria al cerebro.
El espacio es reducido y las maniobras múltiples. Es la intersección de las calles Sucre y 15 de Abril en plena plaza principal del Casco Viejo de la ciudad de Tarija, en la denominada zona turística, pero el paso para alguien en silla de ruedas es casi inaccesible.
Para cruzar esta calle en sillas de ruedas, hay que tener buenos brazos, pues es difícil conseguir ayuda… la mayoría de los peatones pasan ignorando el esfuerzo que uno hace, incluso los jóvenes que limpian los vidrios que miran atentos sin dar una pisca de ayuda a quien trata de subir la vereda en su silla de ruedas. Lo irónico, es que ellos después piden que la sociedad no los ignore.
Esta es la experiencia que deja el experimento social realizada por la productora Tarija en Cien junto a Verdad con Tinta.
Personas de diferentes edades fueron invitadas a subirse a una silla de ruedas y tratar de transitar por el centro de la ciudad con el fin de que puedan sentir en carne propia parte de las dificultades que tienen aquellas que utilizan este tipo de vehículo para transportarse.
La mayoría de los peatones que fueron invitados a realizar este reto, lo aceptaron y vivieron en primera persona la experiencia de quienes forman parte de este sector. Otros, como el asesor general de la Gobernación, José Luis Gandarillas Tejada, tenían obligaciones más importantes, como la mayoría de las autoridades, “tengo una reunión”, fue la respuesta que dio amablemente.
Quien sí se animó a realizar este tipo de experimentos sociales y salió a las calles con una venda en los ojos es la directora del Centro de Atención Integral para la Persona con Discapacidad (CAID), María Eugenia Viera Pereyra, quien refiere que el principal problema está inmerso en la sociedad.
“Se necesita el cambio de actitud, de sociedad en su conjunto, porque somos nosotros, los que ponemos las barreras que no les permiten desarrollarse integralmente como personas en su desplazamiento, en la educación e inclusive en la salud”, explicó la joven médica.
La funcionaria refirió que no es solo el problema con las personas que usan silla de ruedas o muletas.
Recordó que las personas sordas no pueden acceder a una carrera universitaria por la barrera de comunicación.
La persona con problemas físicos tienen las barreras para su fácil desplazamiento, como ya referimos.
Mientras que las personas ciegas, además de la barrera en el desplazamiento, sufren de la falta de conocimiento que tiene la ciudadanía sobre cómo guiarlas al momento de cruzar las calles, dar las direcciones, dar la descripción de elementos que pudieran causarles daño.
“Pienso que el tema de la discapacidad, es más la ignorancia de nosotros», recalcó.
Si en el centro de la ciudad es dificultoso transitar en silla de ruedas, pese a que existen escasas rampas, la mayoría en plazas y parques, no así en todas las esquinas, la situación se agrava cuando se sale a otros barrios, en los que ni siquiera existen veredas para caminar.
Por este motivo, saliendo del centro de la ciudad las personas con sillas de ruedas o muletas deben batírselas contra el tráfico vehicular o los puestos ambulantes del comercio informal.
Visitas
Además del citado experimento social, visitamos los edificios donde funcionan las principales instituciones públicas de Tarija, siendo el común denominador, la falta de accesos para las personas con discapacidad. Te mostramos los resultados:
Gobernación: Unas empinadas gradas con una alfombra roja dan la bienvenida. Si una persona en silla de ruedas o muletas quiere tener una cita con el gobernador, la tarea es casi imposible para llegar a su despacho.
Los guardias en la puerta, ni siquiera preguntan o hacen el intento de dar una mano a la persona que se acerca en silla de ruedas.
De las diferentes secretarías y direcciones con las que cuenta la Gobernación, casi el 90% no tienen rampas ni ascensores para facilitar el traslado de una persona con algún tipo de discapacidad, exceptuando las oficinas del CAID sobre la calle Alejandro del Carpio en la zona central.
Asamblea Departamental: En su ingreso principal por la calle Sucre, una antigua, alta y gruesa grada da la bienvenida, imposible para cualquier silla de ruedas. Ingresar solo en muletas a este sitio, sería como hacer la práctica de salto en garrocha.
En el ingreso que tiene por la calle La Madrid, la situación es más complicada, pues además de la primera grada del mismo tenor que la anterior, se levanta una empinada gradería zigzagueante, imposible para cualquier persona que se traslada en silla de ruedas.
Por este ingreso se va a las bancadas como a las oficinas administrativas de esta institución.
Como en la Gobernación, en cada ingreso hay guardias en la puerta, ninguno de ellos pregunta si necesitan ayuda.
Alcaldía: El edificio antiguo de la Alcaldía que se encuentra en la plaza principal, donde todavía son realizados eventos culturales o presentaciones, en su ingreso principal por la calle 15 de Abril, recibe con unas antiguas gradas, similares a las que ostentan los edificios de la Gobernación o la Asamblea.
En estas instalaciones también funcionan las oficinas de la Secretaría de Turismo y Cultura.
En el nuevo edificio de la Alcaldía ubicado en el barrio Salamanca, sí existen rampas para sillas de ruedas, las veredas son más bajas, pero al interior del edificio, si se quiere llegar al despacho del alcalde u otras oficinas, no existe ascensor, por lo que nuevamente nos encontramos con el problema de siempre…las gradas.
Otras dependencias municipales que se encuentran al interior de los mercados, sí tienen ascensores, pero los accesos no dejan de ser complejos con empinadas rampas o solo gradas para llegar a los mismos.
Concejo Municipal: Esta instancia opera en el edificio del Cabildo que tampoco cuenta con rampas adheridas a su estructura, pero sí tiene unas móviles.
El ingreso principal es por la calle 15 de Abril, ahí puede encontrarse a guardias municipales en la puerta, quienes ante el pedido, recogen la rampa móvil que se encuentra guardada en uno de los depósitos, aunque lo ideal, sería que esté siempre ahí, mejor si fuera parte de la estructura, cosa que no sobresalga por encima de la vereda.
Esta rampa es bastante empinada, por lo que es necesaria la ayuda de una tercera persona. Al interior del edificio, uno debe subir gradas, volviendo al antiguo problema. En este sitio tampoco funcionan ascensores.
Brigada Parlamentaria: Las oficinas de esta institución donde se reúnen los representantes departamentales de la Asamblea Plurinacional, se encuentran en un edificio alquilado. Esta es una de las instancias que no cuentan con una estructura propia.
El edificio está ubicado en el centro de la ciudad sobre la calle Alejandro del Carpio. Como ocurre en las demás instituciones, unas empinadas gradas reciben al visitante, tampoco hay ascensores. Las oficinas de los parlamentarios están desde el segundo piso, una proeza llegar para una persona con algún tipo de discapacidad.
Subgobernación de Cercado: Como ocurre con la Brigada Parlamentaria, esta institución tampoco cuenta con una estructura propia, funcionando sus oficinas en un edificio alquilado.
Las oficinas de esta entidad se encuentran en el centro de la ciudad sobre la calle 15 de Abril, tampoco existe rampa alguna y el recibimiento es con empinadas gradas que llevan a uno a las diferentes oficinas. El despacho del subgobernador se encuentra en el tercer piso.
Entidades financieras: No todas las instituciones bancarias cuentan con rampas, en el centro de la ciudad la mayoría tienen, pero estas son sobrepuestas, no son parte de la estructura, la mayoría muy empinadas, por lo que es necesaria la ayuda de terceros.
En las sucursales es más difícil encontrar rampas e incluso en determinadas entidades hay alguna moto estacionada bloqueando el paso de las mismas.
Bibliotecas, museos, teatros: Los espacios culturales pareciera que están estructurados para determinados sectores sociales, pues inclusivos no lo son, por lo menos en la ciudad de Tarija, donde gigantescas gradas anteceden a las entradas.