Venezuela vive una de las peores crisis de su historia. Desde el chavismo que mantiene al Gobierno de Nicolás Maduro Moros hasta la oposición que reconoce a Juan Guiadó como su legítimo presidente, están palpando una de las peores crisis sociales que vivió este país en toda su historia.
Verdad con Tinta te muestra cinco posibles consecuencias de cómo se llegó a esta crisis, la que no se dio de la noche a la mañana, sino que hubo una serie de acciones y hechos que fueron marcando un camino casi sin salida.
- 1. Asistencialismo
“Hugo Chávez llegó a la presidencia con la promesa del socialismo del siglo XXI, que buscaba cerrar la brecha social y solucionar a corto plazo los problemas que tenían los venezolanos, especialmente los más pobres, sin centrarse en las causas de su pobreza”, advierte Carlos Arévalo, abogado y magíster en Leyes y Estudios Jurídicos Internacionales de la Universidad de Nueva York.
El entonces presidente Hugo Chávez Frías (1954-2013+), quien gobernó desde 1999 hasta 2013, adoptó un modelo asistencialista: programas de construcción de vivienda, aumento de las pensiones de los adultos mayores y acceso a la atención primaria de salud, “que después se volvió imposible de mantener”, asegura Arévalo.
Chávez empezó a utilizar toda la renta petrolera para entregarle recursos a la gente necesitada; aunque parece deseable, esto no es sostenible en el tiempo, pues el Estado se fue quedando sin fondos, según expresan los analistas.
A eso deben sumarse múltiples casos de corrupción al interior del Gobierno Nacional en sus diferentes carteras.
Tras la muerte de Chávez en el 2013, asumió el poder Nicolás Maduro Moros, quien había sido ministro de Relaciones Exteriores y vicepresidente de Venezuela, asegurando que le daría continuidad a la gestión como al proyecto del Gobierno de Chávez.
Mientras estuvo vivo Chávez, la mayoría de la gente confiaba en él. Tenía legitimidad, carisma y lograba cierta estabilidad, pero especialmente apoyo popular.
Esta situación de estabilidad se reforzaba con los ingresos por exportaciones petroleras.
La crisis del actual Gobierno de Maduro se debe a que “no tiene cómo estabilizarse, no tiene carisma, no tiene dinero para redistribuir y ha tenido que recurrir a la represión como al apoyo de las Fuerzas Armadas. Además, ha perdido popularidad y se ha ido destruyendo con la ideología de construir un Estado socialista”, según los analistas.
Los venezolanos opositores han salido a las calles a protestar contra el gobierno de Maduro. Algunos videos y afirmaciones de los ciudadanos, que circulan en redes sociales muestran cómo la Guardia Nacional y la Policía Nacional Bolivariana los ha atacado.
Frente a las protestas opositoras, el presidente Nicolás Maduro aseguró ante el Consejo Político de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) que “la derecha venezolana” está recibiendo “nuevas órdenes del Departamento de Estado de los EE. UU.”, en lo que significa una “nueva arremetida contra su gobierno”.
- 2.- La caída del precio del petróleo
Venezuela tiene la mayor reserva de petróleo del mundo, con 300.900 millones de barriles, según la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP), le siguen Arabia Saudita e Irán en el Medio Oriente. A pesar de esta beneficiosa posición, los precios del mercado internacional petrolero son inestables.
El comportamiento de los precios del petróleo está atado a lo que ocurra con los jugadores del mercado internacional.
Por el lado de la demanda, los grandes jugadores son Estados Unidos, China e India; por el lado de la oferta, están Oriente Medio y Estados Unidos.
Estados Unidos utilizó nuevas técnicas de extracción de petróleo, lo que hizo que aumentara la oferta y se cayera el precio, afectando los ingresos del Gobierno venezolano.
Cuando en el 2014 el barril costaba 108 dólares, en 2017 el valor era de 48,97 dólares, según MacroTrends.
El Gobierno venezolano no ha podido encontrar un mecanismo para sobrellevar la caída de los precios.
El 15 de enero de 2017, el presidente Maduro decretó ante el Tribunal Supremo de Justicia el “estado de excepción y emergencia” económica en el país para «continuar cabalgando la crisis y avanzar en su superación».
- 3. Inflación y devaluación del bolívar
Venezuela tiene un problema muy grave de inflación, provocado principalmente por la escasez de productos, comida, enseres, entre otros, que hace que los precios aumenten.
Por lo tanto, la caída del precio del petróleo, sumado al asistencialismo y a la inflación ha propiciado la crisis humanitaria, según explica el diario El Tiempo.
La inflación de Venezuela llega al 10.000.000% en 2019, según un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), siendo la más alta del continente americano.
Esta situación es una consecuencia de las restricciones que ha tenido Nicolás Maduro Moros. El Gobierno Nacional quiso controlar el precio al consumidor de las mercancías. Sin embargo, el precio de los insumos subió e hizo que las ganancias de las empresas se fueran reduciendo y una mayoría tuvo que cerrar.
Con poca oferta de bienes y servicios aumentó el valor de los productos y eso trajo escasez económica.
El bolívar, la moneda de Venezuela, ha caído vertiginosamente. En el 2013, un dólar equivalía a 6,3 bolívares oficiales, ahora un dólar equivale a 9,9 bolívares oficiales, según el convertidor Exchange Rates.
Esto se refleja en el aumento del precio de los productos. En el 2016, una hamburguesa costaba 1.700 bolívares, equivalente a 170 dólares al cambio oficial de 10 bolívares por dólar, según la agencias de noticias AFP.
Sin embargo, los venezolanos intercambian los bolívares y dólares en un sistema de cambio no oficial, pues el Gobierno de Maduro creó diferentes tasas de cambio: el Decom para las operaciones del público, Dipro para las del Estado y por supuesto las del mercado negro.
- 4. Atentado contra las instituciones democráticas
El 6 de diciembre de 2015, por primera vez la oposición venezolana obtuvo la mayoría en la Asamblea Nacional tras 16 años de gobierno chavista. A los pocos meses, la oposición se empezó a movilizar para obligar a las autoridades a que acepten un referendo revocatorio contra el presidente Maduro.
La crisis social se incrementó cuando líderes políticos como Leopoldo López Mendoza o Antonio Ledezma Díaz, acusado de asociación para delinquir y de conspiración contra el Gobierno de Maduro, fueron arrestados. Esta situación llevó nuevamente a las protestas de la oposición para pedir su liberación.
El 29 de marzo de 2017, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) decidió asumir las competencias de la Asamblea Nacional (AN) debido a la persistencia del «desacato», un estatus que el Poder Judicial le impuso el año pasado al Poder Legislativo por el incumplimiento de diferentes sentencias.
Frente a esto Julio Borges Junyent, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, anunció que era un “golpe de Estado”.
El Gobierno de Nicolás Maduro manifestó a través de un comunicado que era “falso que se haya consumado un golpe de Estado en Venezuela. Por el contrario, sus instituciones han adoptado correctivos legales para detener la desviada y golpista actuación de los parlamentarios opositores declarados abiertamente en desacato a las decisiones emanadas del máximo Tribunal de la República”.
Esta situación de inestabilidad generó que la Asamblea Nacional declare como “usurpador” a Maduro tras jurar el pasado 10 de enero como mandatario de la nación por los próximos seis años.
El juramento de Maduro se dio tras una relección que fue cuestionada, en unas elecciones que no tuvieron el aval de las instituciones internacionales ni la misma Asamblea, considerándolas fraudulentas, pues fueron inhabilitados los principales candidatos opositores.
Con esta situación, el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó Márquez se autoproclamó basándose en diferentes artículos de la Constitución como presidente encargado de Venezuela.
El autonombramiento de Guaidó recibió el reconocimiento de organismos internacionales y de más de 20 países, lo que ahondó en la crisis política social, con un ambiente de inestabilidad para el Gobierno de Maduro.
El apagón general más el fallido ingreso de ayuda humanitaria por las fronteras, denotaron en una situación límite en el país caribeño.
- 5. Crisis en las relaciones diplomáticas
El Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) convocó el 26 de febrero de 2017 a una cita de ministros de Relaciones Exteriores para evaluar la situación en Venezuela, un paso que Caracas ha advertido forzará su retiro de la institución continental.
Millones de venezolanos salen a diario a las calles a protestar, unos en contra del Gobierno de Maduro y otros en apoyo al socialista, quien atribuye la crisis al bloqueo generado por el “imperialismo” de Estados Unidos.
Ese mismo día, el representante de Venezuela en la OEA anunció la decisión del Gobierno de Nicolás Maduro de retirarse del organismo hemisférico. El proceso tarda dos años.
Cuba apoyó la decisión de Venezuela de apartarse de la Organización de Estados Americanos (OEA) reafirmando «su lealtad» al presidente Nicolás Maduro. «Venezuela ha adoptado la digna decisión de retirarse de la OEA, que firmemente apoyamos, luego de haber enfrentado con valentía el acoso, la injerencia y la ignominia de la que ha sido objeto en esa institución y por parte de su enfurecido secretario general, Luis Almagro», señaló la Cancillería en un comunicado.
El expresidente de Colombia, Juan Manuel Santos Calderón, anunció el 18 de abril del 2017 que veía “con seria preocupación la militarización de la sociedad venezolana” e hizo “un llamado a la cordura” en el vecino país.
Además, el llamado del mandatario colombiano se sumó al de once países, que pidieron en un comunicado que el Gobierno venezolano garantice la manifestación pacífica a la oposición para que pueda ejercer ese derecho constitucional.
Esta comunicación fue rechazada por Caracas, al considerarlo “una grosera injerencia” de su política interna.
Esta tensión se incrementó con la reelección de Maduro en la presidencia en mayo del 2018, la que rechazó el presidente de Colombia, Iván Duque Márquez, y ha llevado a que el Gobierno venezolano se quede sin un aliado importante: Colombia, que podría hacer hundir más la crisis que sufre.
Posteriormente, el Grupo de Lima determinó desconocer al Gobierno de Nicolás Maduro Moros, rompiendo todo tipo de relaciones. El argumento fue que las elecciones en Venezuela celebradas el 20 de mayo de 2018 no contaron con las garantías democráticas y de libre participación ciudadana.
Con la firma de la Declaración de Lima, el Gobierno de Maduro perdió el apoyo de 12 países americanos.
Situación similar ocurrió con el desconocimiento del régimen del Gobierno de Estados Unidos y de los países miembros de la Unión Europea (UE).
Al desconocer al Gobierno de Maduro, el Banco de Inglaterra se negó a la solicitud de Caracas de repatriar 14 toneladas de oro, valoradas en 550 millones de dólares, que forman parte de las reservas de ese país.
El argumento del Banco de Inglaterra, es que el Gobierno de Maduro no es legítimo, por ende, no puede entregarle los recursos que le pertenecen a los venezolanos.
El Gobierno venezolano terminó por expulsar en un efecto dominó a diferentes embajadores de este país, empezando por Colombia, siguiendo por Estados Unidos y luego Alemania entre los más importantes.
El desconocimiento internacional de las potencias Maduro ha provocado un fuerte bloqueo comercial al Gobierno, que agudiza aún más la crisis económica.
Por ahora el Gobierno venezolano se apoya específicamente en Rusia, tomando en cuenta las potencias y China en menor proporción.