Chaco adentro. 35 grados. Sol a pleno. Así inicia una jornada de trabajo en la provincia Gran Chaco, donde más allá de la ganadería, surgen otras alternativas de producción que se adaptan a las inclemencias del tiempo en esta región, especialmente a la sequía.
Si bien el río Pilcomayo pasa por las venas de esta provincia tarijeña, hay zonas donde el agua no llega y el calor ronda los 40 grados o más…
Y sí, aquel que trabaja con el ganado o con la tierra con 40 grados y el sol a pleno, debe ser una persona fuerte, de ahí se dice que el chaqueño tiene una gran fortaleza.
Una de las alternativas es la apicultura que empieza a tomar fuerza en Villa Montes, donde ya tienen más de 400 colmenas y los resultados están siendo satisfactorios.
Pero incluso, para el tema de la apicultura, el agua es necesaria. “Si vos contratas a un trabajador y a él le das las mejores condiciones de trabajo, seguramente su rendimiento será óptimo, lo mismo pasa con las abejas”, explican los expertos apicultores argentinos que llegaron a la zona por medio de la red Gran Chaco Proadapt.
Por eso, al lado de cada colmena, los apicultores de la zona, colocan unas pequeñas botellas de agua, de forma que el esfuerzo que ellas hacen para salir a buscar el líquido sea utilizado en la elaboración de la miel. “Así les facilitas el trabajo”, acotan.
Gran Chaco Proadapt es una iniciativa que nace en Redes Chaco y está siendo financiado en sus primeras fases por la Fundación Avina, el Fondo Multilateral de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo (FOMIN/BID) y el Fondo Nórdico de Desarrollo (FND).
Proadapt es un programa que identifica, prueba el desarrollo de metodologías, herramientas y modelos de negocio innovadores para ayudar a los pequeños productores o empresarios en América Latina como el Caribe, a aumentar su propia resiliencia climática, con el fin de aprovechar aquellas oportunidades de negocio relacionadas.

Una de las alternativas es la apicultura. Alcides Yepez Cuéllar se pone su traje de poliéster de apicultor, con los respectivos guantes y las botas. Son las 13.00 y no hay sombra alguna a la redonda.
La región ha identificado al cambio climático como la causa de las principales problemáticas que afectan a la producción, tanto en la falta de agua, como en la dificultad de prever la variabilidad climática.
Alcides prepara su equipo “ahumador”, que no es precisamente para un ritual religioso, sino para espantar con el humo a las enfurecidas abejas cuando abra las colmenas, rompiendo así su privacidad.
La temperatura supera los 37 grados, con el traje puesto la sensación térmica fácilmente llega a los 40, a eso se suma el efecto del humo caliente, casi inaguantable para alguien que viene de otras regiones.
Sin embargo, Alcides dice que la admiración que tiene a la sociedad de las abejas, a la apicultura y el amor a este trabajo, hacen que todo eso sea agradable.
La reina no está de muy buen humor, quien es inmediatamente rodeada por sus guardianes que no temen perder la vida por ella al clavar sus aguijones en los cuerpos de los visitantes.
El traje blanco las calma, pero el sofocante calor también las alborota un poco. Estamos en la comunidad de Cutaiqui en la provincia Gran Chaco.
Los pobladores de Cutaiqui han tomado conciencia de la importancia del agua y de su preservación, por lo que tratan de no derrochar una gota, algo que no pasa en las ciudades.
“En este municipio nos dedicamos a la ganadería. No sabemos cuántos milímetros cayeron de lluvia al año y así empezamos perdidos”, reveló el técnico de la Alcaldía de Villa Montes, Bernabé Albarado.
Albarado explicó que es fundamental instalar en este municipio un centro de control e investigación, de forma que en base a informes concretos puedan elaborar planes de prevención y así evitar que los ganaderos como los productores sean afectados por la sequía o las inundaciones del Pilcomayo.
El Chaco se viste de verde y es que este 2019, inició con una inusual cantidad de lluvias que pintaron su paisaje, pero no todos los años ocurre aquello.
Tampoco los resultados fueron los esperados con las fuertes lluvias, pues las comunidades aledañas fueron arrasadas por un poderoso Pilcomayo que se llevaba todo a su paso.

Como Abarado, los expertos internacionales que llegaron al Chaco por medio de Proadapt, coinciden en que deben aunarse esfuerzos para adaptarse de una mejor manera al cambio climático, de forma que la producción, pero especialmente sus pobladores, no sufran las drásticas consecuencias.
“El Chaco es uno solo”, dice uno de los ganaderos en referencia a las observaciones técnicas de aunar esfuerzos entre las instituciones de Argentina, Bolivia y Paraguay, por donde se expande este bosque.
Todavía hay regiones del Chaco en las que se ven los cuerpos raquíticos de ganado en medio del monte, los que son comidos por las aves. Animales que murieron por la falta de agua y forraje.
Alcides se saca el traje, en eso recibe una que otra picada, para él es lo de menos, un dolor pasajero, en algunas situaciones, hasta curativo, el verdadero malestar está en el factor climático y en qué tan adaptados se encuentran en la zona a este fenómeno, de eso dependerá su vida como de las reinas en aquellos panales bajo el calor abrasador.
En estos lares, lo primero que se viene a la cabeza es un vaso frío de agua, pero en realidad, es lo que menos se encuentra. E
- Proyectos por el cambio climático…
Gran Chaco Proadapt es ejecutada por Fundación Avina en alianza con las siguientes organizaciones miembros de Redes Chaco: Asociación Cultural para el Desarrollo Integral – ACDI de Argentina, Nativa -Naturaleza, Tierra y Vida de Bolivia, Fundación Gran Chaco de Argentina, Sombra de Árbol de Paraguay.