Cuenta la historia que una joven llamada Cecilia, fue obligada casarse con un hombre llamado
Valeriano.
Valeriano se convirtió al catolicismo para contraer nupcias
con Cecilia, pues ella era católica; sin embargo, el Imperio no aceptaba el
catolicismo por aquel entonces, por lo que el joven fue condenado junto a su
hermano Tiburcio.
Ambos jóvenes fueron arrestados y obligados a profesar su adoración
única a Júpiter, pero ante la negativa de ambos, fueron torturados y condenados
a muerte.
La suerte de Cecilia fue similar, la joven fue arrestada y al
negarse a alabar a Júpiter, fue
trasladada a un horno caliente para que dejara de respirara causa de los gases
y el calor. Mientras era torturada, Cecilia empezó a cantar alabanzas a Dios,
pero no murió. Ante el intento fallido, fue condenada a muerte el 22 de noviembre
del año 230 d.C y murió decapitada aquel día.
Por este motivo, el Papa Gregorio XIII nombró en
1954 a Cecilia como patrona de los músicos.