Históricamente, el parque nacional y área natural de manejo integrado serranía del Iñao se ha caracterizado por ser hogar de algunas de las especies de mamíferos más representativas del país. El jucumari (Tremarctos ornatus), jaguar (Panthera onca) y tapir (Tapiridae), han sido parte de su territorio desde tiempo remotos.
Sin embargo, los conflictos con el hombre fueron desplazando a estos animales del territorio que comprende la serranía del Iñao, llevando a creer que diferentes zonas ya no contaban con la presencia de estos mamíferos.
Hoy, los primeros registros de un estudio liderado por Mauricio Peñaranda, gracias a un fondo de la International Association for Bear Research and Management(IBA por sus siglas en inglés), muestran lo contrario.
“El parque del Iñao tiene un programa de monitoreo integral y este proyecto se suma a eso. La idea es trabajar con cámaras trampa y monitorear principalmente a tres especies: oso andino, jaguar y tapir”, relata Peñaranda, quien agrega que además de ser las especies de mamíferos más grandes de la zona, también son las más vulnerables.
Las cámaras están situadas en las cuatro serranías que comprenden el Iñao: Casca Orco, Ñao, Ñahuanianka e Incahuasi, cubriendo una superficie aproximada de 1000 metros cuadrados.
Gracias a los registros de estas 45 cámaras instaladas en puntos estratégicos, el equipo que forma parte del proyecto junto a Peñaranda, comprendido por el director del parque, guardaparques, la Wildlife Conservation Society (WCS) detectaron estas especies en zonas en las que se creía que no se encontraban.
Entre los primeros registros, Peñaranda explica que uno de los datos que llama la atención es la presencia del jaguar cerca de los bosques secos, en las serranías de Casca Orco; un lugar poco frecuentado por la especie por la falta de presas que garanticen su alimento.
En el proceso de instalación de cámaras, los guardaparques se encontraron por primera vez desde la creación del parque en 2004, con un sub adulto de jaguar, lo que quiere decir que la especie se sigue reproduciendo en la zona, a pesar de los bajos números que se tienen registrados.
“Hay lugares a los que nos ha tomado entre 4 y 5 días ir a instalar las cámaras, porque están muy lejos”, dice el guardaparques Lucio Vargas, quien asegura que precisamente por la lejanía, se trata de sitios bien conservados, reuniendo características adecuadas para estas especies.
El jaguar no fue el único en dar sorpresas, el jucumari también fue captado por las cámaras, siendo una de las zonas más frecuentadas por el oso.
Sin embargo, en aras de proteger al oso, este reportaje mantiene en reserva el nombre de la zona en la que fue captado.
Para el director del área protegida, Guido García, la instalación de las cámaras ha sido “fundamental” para monitorear, pues si bien conocían de la presencia de estos animales, esto les permite estudiar las potencialidades de las zonas en las que habitan para su conservación, así como las características de los territorios.
“Ojalá con esta iniciativa podamos conseguir más apoyo, no solo para hacer seguimiento, sino para hacer más trabajo en la conservación”, agrega García.
“Esto nos permite conocer mejor la cantidad de ejemplares que hay de estas especies y hacer un mejor seguimiento”, acota Lucio Vargas, mientras se prepara para ingresar a la serranía.
Para Mauricio, tener cámaras en lugares tan alejados puede dar una pauta de qué está pasando con estos animales y, aunque es muy pronto para sacar conclusiones, Peñaranda se muestra positivo por los primeros datos, pues muestran que estas especies aparentemente están sobreviviendo en lugares donde los investigadores no tenían registro, dando esperanza respecto a su conservación.
El estudio se prolongará hasta marzo de 2022, pero se espera que se pueda convertir en un monitoreo permanente, a través del apoyo de diferentes organizaciones.