Quedé boquiabierta cuando leí la extraordinaria noticia que se había descubierto el nenúfar más grande del mundo y que se encuentra en Bolivia. No debiera sorprenderme, ya que Bolivia cuenta con inmensas riquezas naturales. Confieso, sin embargo, que quedé intrigada por la información porque no sabía qué era un nenúfar.
Es una planta acuática de color verde gigantesca que crece en humedales y aguas estancadas de corriente lenta y a la que le crecen flores inmensas.
Resulta que el 2006, el asturiano Carlos Magdalena, horticultor y botánico tropical de profesión y experto en nenúfares, observó en una foto en internet que una planta acuática, parecida a las ya existentes -que son la Victoria amazónica y la Victoria cruziana- tenía ciertas diferencias. Quedó pinchado.
Pasaron diez años y Carlos Magdalena vino a Bolivia y se contactó con horicultores del Jardín Botánico de Santa Cruz, el Jardín Botánico Público La Rinconada y del Herbario Nacional, quienes se involucraron en el tema y le proporcionaron semillas.
Se las llevó a Londres, las cultivó y las hizo crecer junto y en las mismas condiciones que la Victoria amazónica y a la cruziana. Luego descubrió que era una especie nueva con genética distinta.
¡Llevaba 177 años en el jardín botánico de Kew de Londres, donde fue registrada por equivocación bajo el nombre: Victoria amazónica! Y se encuentra en el Herbario Nacional de Bolivia desde hace 34 años.
Tras el notable descubrimiento, la bautizaron como Victoria boliviana. El nombre genérico del nenúfar es Victoria, en honor a la entonces Reina de Inglaterra ya que se cultivó a mediados del siglo XIX por semillas que se llevaron de Bolivia al Reino Unido. Y boliviano, porque crece en los llanos de Moxos del Beni que cuenta con unos de los humedales más grandes del mundo, así como en honor a los horticultores bolivianos que coadyuvaron en la investigación. Resultó ser el nenúfar más grande del mundo.
Es una planta acuática exótica y fascinante. Los pájaros hacen sus nidos en ellas. Sus hojas miden 3 metros de diámetro, aunque se encontró en la Rinconada una que creció hasta 3.2 metros. Son tan sólidas que una persona puede sentarse sobre ellas. Y produce muchas flores. Estas llegan a crecer hasta 70 centímetros y curiosamente salen de noche y brotan por turnos. Salen una vez y duran dos noches. Su color inicial es blanco, pero luego va cambiando al color rosa pálido.
Los nenúfares están enraizados al fondo del humedal y en la parte de abajo tiene unas púas para protegerse de los delfines de río bolivianos.
Algunas veces se pueden encontrar parecidos en humedales en Paraguay, Colombia, Guyana y Venezuela.
La revista Frontiers in Plan Science, que dio la noticia, sugirió que la especie Victoria boliviana y la Victoria cruziana probablemente divergieron hace un millón de años.
Carlos Magdalena declaró a la agencia Efe que: «si hubiera que escoger las diez plantas más maravillosas del reino vegetal, ésta estaría entre ellas”. También dijo que el hallazgo ha sido “el punto culminante de su carrera”, para lo cual merece un reconocimiento.
En estos tiempos en que se pierde la biodiversidad, se destruye el medio ambiente, y por los constantes cambios climáticos, un descubrimiento de este tipo, más aun si lleva el nombre de Bolivia, no enaltece. Es más; es un gran logro para la botánica.