Cada 23 de abril se celebra el Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor. Se trata de una fecha definida por la Unesco para fomentar la “la creatividad, la diversidad y la igualdad de acceso al conocimiento”. La fecha fue selecciona por su relación con las muertes de los renombrados autores Miguel de Cervantes Saavedra, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega, las que se cree que ocurrieron un 23 de abril de 1616.
Sin embargo, se sabe que es un mito producto de confusiones entre el calendario gregoriano en España y sus territorios colonizados en América, donde vivió, por ejemplo, Garcilaso de la Vega en lo que hoy es Perú, y el juliano que regía por ese entonces en el Reino Unido, de donde era oriundo Shakespeare. Aun así, la fecha se mantiene popularmente conocida como el Día del Libro.
Para seguir celebrando a los libros, a sus autores y lectores, Verdad con Tinta se contactó con la escritora tarijeña de literatura infantil Mariana Ruiz Romero, quien, además de escribir, se dedica a promover la buena literatura entre los niños, así como a sembrar la semilla de la sed por las letras desde los primeros años de vida. Esa labor la realiza con la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil. Mariana ha publicado 15 libros infantiles y cuentos en antologías.
Verdad con Tinta (VCT): ¿Nos puedes contar cómo decides tomar el camino de la literatura infantil y el trabajo con niños?
Mariana Ruiz Romero (M. R. R.): He sido compañera de curso en la universidad de Maximiliano Barrientos y Rodrigo Hasbún. Y un día, charlando con el Rodrigo de lecturas, le decía lo importante que me parecía en mi vida Julio Verne. Y, claro, hay una especie de sorpresa ante las lecturas de la infancia que no parecen importantes, pero, finalmente, si queremos formar lectores en este país, tienen que empezar en la panza de la mamá y continuar con el acercamiento a los libros cuando están en guardería, en primaria y en secundaria. No puedes pretender que se vuelvan lectores en la universidad si no has hecho un trabajo previo.
Es un lugar en el que estoy muy cómoda. En 2009 escribí mi primer libro, Uma y el círculo mágico, para presentarlo a un concurso. Me lo rechazaron, pero la editorial La Hoguera lo aceptó. Entré a su plan lector, uno que ya va a cumplir 20 años. La experiencia fue creciendo y saqué diez libros en doce años con Uma, un personaje recurrente en mi obra que viaja por Bolivia, habla con los animales, conoce leyendas de los lugares. Me leen desde tercero básico hasta sexto de primaria.
Es un formato muy distinto trabajar con niños y profesores en aulas de colegio a lo que es trabajar con editoriales independientes y el mercado de literatura adulta.
VCT: Se suele escuchar que hay literatura infantil que subestima a los niños, ¿cuál es tu opinión?
M. R. R.: Hay dos cosas. La primera es que tuvimos una generación que quería que todo fuera en diminutivo y muy prescriptiva con la literatura moral. Hay una tendencia muy fuerte y aún ahora, si te das cuenta, existe todavía en el mercado la tendencia de cómo comportarse y que los cuentos infantiles deban ir hacia una moraleja o una lección, inclusive con temas acerca de derechos, desde “cómo portarse bien en la mesa” hasta “feminismo para niños” o temas religiosos. Por supuesto que desde ahí hay una subestimación, porque no estás hablando como un interlocutor, estás impartiendo conocimientos y lecciones.
Luego están los libros genéricos que se venden por temáticas: dragones, dinosaurios y princesas.
Y más allá de eso, hay una comunidad de gente que está queriendo hacer algo distinto y que influye muchísimo en los futuros lectores, por ejemplo, Roalh Dalh, que es transgresor, que es inteligente. Hay mucho humor. Hay grandes exponentes de esa literatura incluso en Bolivia, donde tenemos a Rosalba Guzmán, a Isabel Mesa, gente que han hecho revistas, que han estudiado, que los chicos los recuerdan cuando leen ese tipo de libros de calidad. Esos libros influyen porque se quedan contigo.
Aquí no ha habido censura, pero la gente tampoco lee. La revista que más tiraje tuvo fue la de Chaski, que se publicó por trece años desde 1985; llegaba a los diez mil ejemplares como gran cosa, cuando éramos cinco millones de habitantes.
“Aquí no ha habido censura, pero la gente tampoco lee”.
Si bien hay libros piratas y una avidez de lectura reemplazada por el celular, estamos perdiendo eso del libro como una fuerza de escape, como un desafío, como un portal, como un lenguaje. Por eso se subestima. Pareciera que es fácil. Mucha gente escribe para dar una lección. Publica una vez y el libro muere porque no tiene trascendencia.
Nuestro plan lector es de 1930. Incluye a La odisea y La chaskañawi. El Ministerio de Educación dice “tienen que leer en clase”, pero no ha dicho qué leer ni ha puesto plata para que las imprentas tengan sí o sí un catálogo a precios económicos para los colegios, como pasa en Perú, México o Argentina. Nuestras publicaciones son de Alasitas.
VCT: ¿Qué opinión te merecen las historias clásicas que son reescritas con motivos moralistas?
M. R. R.: Recomendaría escuchar a Ana Garralón. Habla de la importancia simbólica de los cuentos de hadas y el porqué de estas nuevas sensibilidades que tratan de cortar o de limpiar y borrar la sangre y la violencia de los libros.
La oralidad y los buenos cuentos son increíbles. Y en Bolivia tenemos tanto… Manuel Vargas acaba de recopilar mil páginas de tradición oral de toda Bolivia. Los cuentos alrededor del fuego siguen siendo importantes. Tienen que ver con un acervo que tenemos que es muy rico. Nuestra tradición es muy fuerte. Y es muy fuerte porque tiene historias de gente que se come gente, monstruos que se acuestan con niñas, cosas de cuentos de hadas que existen en la realidad.
Si lees los cuentos y tradiciones, somos irreverentes, siempre en contra de la autoridad. O la gente no lo toma en cuenta o no comprende el valor simbólico que tiene. Son cosas agotadas en la tradición europea. Disney está sacando historias hawaianas, está buscando nuevas leyendas porque se ha agotado este bagaje simbólico europeo. ¡Y no saben lo que hay aquí! Son mensajes que perduran en el tiempo y duran más que las modas literarias.
“Disney está sacando historias hawaianas, está buscando nuevas leyendas porque se ha agotado este bagaje simbólico europeo. ¡Y no saben lo que hay aquí!”
Creo que tenemos mucho por rescatar y creo que los niños leen más que los adultos. Cuando salen estos números de “58 % de las personas no han leído un libro el año pasado”, te apuesto a que son los adultos y que, si le das la vuelta, el otro porcentaje, los niños, sí estaban leyendo.
VCT: ¿Cómo determinan los padres y maestros la “vida lectora” de los niños?
M. R. R.: No puedes dar lo que no has tenido. Eso realmente es con el ejemplo. Si no has tenido una familia que lea y tenga libros en casa… ¿Y si te das cuenta? todos los escritores son hijos o nietos de escritores. Munckel es nieto de Óscar Alfaro. Adrián Nieve es nieto de Antonio Paredes Candia.
“No puedes dar lo que no has tenido”.
El acumular libros en casa y tenerlos a mano para que tus hijos lean no es tan fácil, menos en una sociedad que hasta hace muy poquito era analfabeta y que tiene una grafía muy difícil; porque el aimara y el quechua tuvieron su primera gramática el 75. Por eso lo oral es tan importante.
Lo primero que decimos a los docentes es que tiren la tarea por la ventana. No hagan tarea. Que no asocien la lectura con una tarea, con un resumen. Que no busquen las cinco palabras de vocabulario. Tiene que ser un momento de goce y de compartir. Entonces se recomienda cinco minutos de lectura. A los padres, antes de dormir apaguemos la tele, apaguemos el celular y pongamos una luz baja.
“Lo primero que decimos a los docentes es que tiren la tarea por la ventana”.
Yolanda Reyes, que es una gran escritora colombiana, habla del triángulo amoroso: papá, niño y libro. Es la voz amada la que va a acercar a la lectura. No importa si es el mismo cuento, no importa si no tenemos un libro, podemos contar un cuento.
La historieta también me parece fundamental. Hay muy buenos historietistas en Bolivia. La historieta conjuga nuestra dificultad para desempeñar el fonema escrito con lo visual. Con esa yuxtaposición facilita la lectura. Debería ser obligatorio leer historietas, hay maravillosas, no sólo Mafalda.
Entonces, después de que entren del recreo, los profesores lean en voz alta cinco minutos todos los días. Compartan un libro. Escuchen las opiniones de los niños. Muchos docentes, lamentablemente, con tanta carga horaria que tienen, no leen. Es un grave problema.
Sobre Mariana Ruiz Romero (extraído de la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil)
Mariana Ruiz Romero nació en Tarija el 20 de noviembre de 1982, Bolivia. Es la autora de los cuentos infantiles Uma y el círculo mágico (2009), Uma y el tren a las estrellas (2011), Uma y el guardián de los animales (2013), Uma y la laguna encantada (2014), Uma y la cueva de los murciélagos (2016), Uma y la tierra de los jaguares (2017), Uma y el fuego misterioso (2018), Uma y el vuelo fantástico (2019) y Uma y el tesoro perdido (2021); y de las novelas juveniles: El baile de los dioses (2014) y Aventuras de un escarabajo en Japón (2017); todos publicados por el Grupo Editorial La Hoguera. Con la joyería Yvora publicó Guardianes de la Amazonía en 2020.
Para adultos, ha publicado Los secretos de Rosalba (Ed. La Hoguera 2013) y forma parte de numerosas antologías de cuentos y poesías del país.
Es parte de la antología Warikasaya, Cuentos stronguistas (2008) de la Editorial Gente Común. Cambio climático. Panorama de la joven poesía boliviana (2009) difundida por el Centro Simón I. Patiño. Ha participado en la antología de escritoras bolivianas emergentes, Lo más profundo, ¿la piel? (2010), producida por Yanbal; en La nueva generación (2012) de la Revista boliviana de cuento Correveidile; en Vértigos. Antología del cuento fantástico boliviano (2013) de la Editorial El Cuervo; De imposibilidades posibles. Antología del cuento maravilloso (2013) de la Editorial Kipus; en Domingos por la tarde. Cuentos de fútbol boliviano (2014) con Editorial El Cuervo; Dicen que en mi país 2 (2014) con Editorial La Hoguera y de Escritoras Bolivianas Contemporáneas (2019) con Editorial Kipus.
Es miembro de número de la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil.
Premios
2018, primer lugar en el concurso nacional “Abrapalabra”, organizado por editorial La Hoguera, con la obra Días de mermelada. Libro de cuentos.
2018, Aventuras de un escarabajo en Japón fue seleccionado entre «Los recomendados 2017-2018» por la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil.
2014, El baile de los dioses fue seleccionado entre «Los recomendados 2013-2014» por la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil.
2014, Mención en el “II concurso de libro álbum”, organizado por el Espacio Simón I. Patiño con la obra Mi perro es sordo en conjunto con el artista paceño Pablo Ruiz.
2012, WEYA, encuentro mundial de artistas jóvenes, Nottingham, UK.
2012, Uma y el tren a las estrellas fue seleccionado entre «Los Recomendados 2011-2012» por la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil.
2012, Uma y el círculo mágico fue Incluido en la lista de «Los recomendados: Una década de Literatura Infantil y Juvenil (2000-2010)», Academia Boliviana de LIJ (2012).
2010, Uma y el tren a las estrellas fue adaptado a un corto animado ganador del primer lugar en el concurso: «En Busca de Talentos en la Animación», en la ciudad de La Paz. «Uma y el tren a las estrellas», fue realizado por los animadores bolivianos: Joaquín Cuevas, Miguel Mealla, Román Nina y Salvador Pomar.
2007, Ganadora del I Concurso Nacional «El libro Digital» de AXS con su cuento Para leer con ‘Gente Sola’ de Pedro Guerra.
2022, Uma y el tesoro perdido Incluido en la lista de «Los recomendados: Una década de Literatura Infantil y Juvenil (2019-2021)», Academia Boliviana de LIJ.