Con tres novelas publicadas entre su bibliografía, Adrián Nieve se aventura a explorar el formato de cuento tras un intenso periodo que lo llevó a poner el punto final a cada una de las nueve piezas que componen Matasueños. El escritor paceño comenta a Verdad con Tinta los porqués detrás de esta publicación y su punto de vista respecto a todo el interés alrededor del cuento en Bolivia.
Además de escritor, Adrián Nieve se desempeña como editor general de la revista de no ficción 88 Grados. Sus tres publicaciones previas a Matasueños son: El camino amarillo de Drogothy (2016, Gran Elefante), Hayley (2018, Editorial 3600) y Morbo (2022, PARC Editores), todas novelas.
La Feria Internacional del Libro de La Paz (FIL) fue el espacio de presentación de Matasueños el sábado 3 de agosto.
Verdad con Tinta (VCT): Se trata de tu cuarto libro y el primero de cuentos, ¿qué te motiva a explorar este formato?
Adrián Nieve (A. N.): Matasueños nace como un divertimento. Estoy escribiendo una novela acerca de una voyeurista y llegué a un punto de esta novela en que las cosas se pusieron muy turbias, la historia estaba muy intensa y sentía que me estaba drenando y deprimiendo meterme demasiado en la mente de Michelle Panoptes, que es la protagonista de la novela que hablo. Y un día me enteré de que habían pasado muchas cosas en el parque Laikakota, que es un lugar lleno de historia y sangre, en el que ahora niños pasan sus fines de semana construyendo memorias. Y eso me resonó. Porque hay algo que mi pareja siempre me resalta que es el tema del olvido histórico, es decir, la manera en que las sociedades olvidan su historia y la repiten. Ella lo dice porque su madre fue una protagonista de la historia y hoy en día hay personas que tal vez no saben qué pasó en la calle Harrington el 15 de enero del 81. Y yo a veces paso por esa calle paseando a mi perrita y parece una calle más. Pero no. Ahí hubo violencia, hubo terror, hubo gritos que con los años se van volviendo leyenda.
«… yo a veces paso por esa calle paseando a mi perrita y parece una calle más. Pero no. Ahí hubo violencia, hubo terror, hubo gritos…».
Con todas esas ideas nace el primer cuento. Bloqueado con mi novela, decido hacer un cuento sobre el olvido histórico, uno que buscaba ser crítico y triste, pero entonces, mientras voy escribiendo, los fantasmas históricos van cobrando cuerpo, se van convirtiendo en criaturas sobrenaturales y ahí me doy cuenta que me estaba adentrando en un género que nunca había explorado. Pero como estaba buscando salir del bloqueo, decidí divertirme y simplemente seguí, un poco confiando en el destino, en la magia del azar. Fue así que, llegado a un punto, se me apareció la imagen de una mujer con mohawk, mirada de hielo, risa caótica y pucho en la mano a la que llaman la Matasueños (porque amo las palabras compuestas) y decidí no cuestionarla, simplemente la deje hacer lo que ella quiso y en muy poco tiempo salieron estos 9 cuentos de los que ella es la protagonista.
VCT: ¿Cómo se juntan el horror, lo punk y lo boliviano en los cuentos?
A. N.: Mediante la violencia. Cada cuento del libro tiene tres cosas en común: en todos aparece la Matasueños en algún punto, cada historia lidia con lo sobrenatural, y todas las temáticas están relacionadas con algún tipo de violencia, especialmente la violencia patriarcal, pero desde los ojos de alguien que se identifica como hombre, aunque nunca se sintió a gusto con los ideales masculinos del ámbito boliviano. Este estereotipo macho, violento y dominante, sostén del hogar, que no llora, que pelea, que odia a su esposa y a su suegra, en fin, todo lo que vemos en Condorito. O con la figura beta y victimista del “buen tipo”, muy entre comillas, que busca mujeres idealizadas y no mujeres reales.
Así que agarré todas esas experiencias y a esas caricaturas de lo macho y las convertí en los antagonistas de la Matasueños, haciendo que esta se ría de ellos, del ego macho; le di un aspecto algo caricaturesco que impacta e invita a asumir cosas, la hice capaz de derrotar a seres que buscan el poder estableciendo su dominancia, pero también la hice víctima de la violencia. Porque, finalmente, todos somos víctimas de la violencia. Algunas más que otros, pero algo se juega en nuestras sociedades que hace que la violencia, en todas sus formas y aristas, se reproduzca y sea cada vez más nociva e inmediata.
Fue un desahogo. Cada cuento me permitió abordar esas tres dimensiones: el trasfondo del olvido histórico, la protagonista que homenajea a la presencia femenina en mi vida y la violencia, especialmente la violencia patriarcal, como fuerza antagonista, pero no libre de cierta empatía hacia quienes la ejercen.
VCT: ¿Hay inspiración en otras obras detrás de Matasueños?
A. N.: Sí, totalmente. Más que nada en el estilo de ciertos autores y los medios en que trabajaron. Primero que nada, Jamie Delano, que es un escritor de cómics, cuyo estilo es encontrar horror en las figuras que sostienen la sociedad y en cómo los humanos encarnamos, por ejemplo, el rol de un policía y nos convertimos en el terror de otro ser humano. También hay mucho de Steven Moffat, escritor de series, que logra encontrar horror en lo cotidiano y lo lleva a historias de estructura simple y directa. Hay hartísimo de George R. R. Martin, escritor de sagas y televisión, en el modo de construcción mitológica de un personaje y el cómo la lectura de la realidad de cada quien tiene efectos sobre el mundo. Y, bueno, también hay mucho de Garth Ennis (guionista de comics), George Carlin (comediante stand up) y Bo Burnham (músico, director de cine, comediante de stand up) en esta mirada ácida y crítica del mundo, especialmente de la sociedad y la idiosincrasia.
VCT: ¿Qué retos implica dejar atrás la novela para enfrentarse a la condensación propia del cuento?
A. N.: En realidad, no fue un reto, fue una manera de relajarme. La novela exige sumergirte en otro universo y vivir las vidas de todos los seres en este universo; imaginar la historia que precede a la trama de tu novela, incluso visualizar el futuro, qué sucederá en ese universo después de los sucesos de la novela. Como decía en la primera pregunta, Matasueños nace como un descanso de la novela que estoy escribiendo y la verdad la pasé muy bien. Estos 9 cuentos nacieron sin esfuerzo y sin muchos cuestionamientos. La idea era crear algo divertido, ligero, pero que no perdiera eso que creo se ha hecho característico de mi literatura que es retratar lo nocivo de la idiosincrasia boliviana y de las trampas de lo humano.
«… eso que creo se ha hecho característico de mi literatura que es retratar lo nocivo de la idiosincrasia boliviana y de las trampas de lo humano».
VCT: Hoy, el cuento está despertando un nuevo interés entre autores y lectores, prueba de ello los libros publicados en la FIL, ¿qué opinas de este interés?
A. N.: Creo que el internet nos cambió. No sé si para bien. Ya es un hecho que el umbral de atención ha bajado y que nuestros cerebros necesitan de contenido (videos, textos) más cortos para no aburrirse. Esto es real no solo en personas jóvenes que crecieron con el internet, sino también de personas muy mayores, incluso aquellos que se quejan de las generaciones jóvenes. Todos estamos afectados. De ese lado el cuento es idóneo porque, aun largo, no exige los mismos compromisos que la novela. Puedes leer un cuento hoy y otro cuento la siguiente semana, convirtiendo al libro de cuentos en una suerte de temporada de una miniserie. Eso del lado del lector. Del lado del escritor, es posible explorar más temáticas y estilos. Incluso es posible experimentar con la arquitectura de un libro a través de los diferentes cuentos que lo componen. En pocas palabras, el cuento puede ser divertido y ligero para leer o escribir, mientras que la novela siempre es intensa pues implica entregar vida y tiempo a una sola historia.
VCT: ¿Cuánto tiempo de trabajo hay detrás de Matasueños? ¿Cuántos cuentos? ¿Alguno se quedó afuera?
A. N.: El libro fue escrito en un mes, el proceso de edición duró otro mes y después de mucho análisis decidimos sacarlo de una vez. Un divertimento es eso, algo que haces para distraerte, para experimentar, para desviarte un momento del camino. No quería darle un aire de meses y luego volver, para ver si hay que corregirlo. La escritura fluyó tan bien y fue tan divertida que hasta se sintió mágica. Casi como si ahí afuera hubiera una Matasueños de verdad y yo simplemente retraté algunas de sus historias.
Entonces así salieron estos 9 cuentos y, más que quedar alguno afuera, cada día se me ocurren más. Desde que lo terminé tengo como 10 ideas más para cuentos de la Matasueños que todavía no he escrito, porque a eso sí quiero darle un aire. Terminar la novela que mencioné y comenzar otra novela más que ya tengo ideada. En medio de eso, me daré el espacio para escribir más cuentos de la Matasueños y ver qué sucede.
Igual, habrá una historia más de la Matasueños, pero estará en formato de juego de rol. Es algo que estamos haciendo con Mauricio Cárdenas, quien será el master de este breve juego de rol en el universo de la Matasueños, y todo esto sucede gracias a una iniciativa de Francisco Bueno que incluye a otros autores como Carla Angelo.
VCT: ¿Hay cuentistas que puedas recomendar?
A. N.: Sí. Conozco sobre todo a los de Editorial 3600. Ahí tienes a Fernanda Verdesoto con su libro Jano Bifronte, una espectacular mezcla de ternura y crudeza; también tienes a Avril Pol con su libro Lazos de sangre, relatos cortos, intensos y algo morbosos; también Leaño Martinet con La fuga del paralítico loco, que es un librazo, corto y contundente. Además de ellos, siempre hay que ver qué tienen de nuevo Lourdes Reynaga, Carla Angelo y Rodrigo Villegas.
VCT: ¿Cómo fue la presentación en la FIL?
A. N.: Lindísima. Estaba llena, mis comentaristas hicieron un trabajo sensacional que pueden escuchar en el video publicado en el Facebook de Editorial 3600. Además, gente llegó desde Oruro solo por esta presentación, lo cual me enterneció muchísimo. Y, además de eso, en el stand de 3600 se ha estado vendiendo bien, a la gente le llama la atención la portada y la sinopsis, así que estoy contento.
VCT: ¿Planeas un siguiente paso en tu carrera literaria?
A. N.: Sí, en cuanto termine la FIL La Paz me dedicaré a terminar esta novela sobre una voyeurista que estoy escribiendo, que lleva el título tentativo de Porcelana. De ahí, casi de inmediato, me meteré en el proceso de investigación para otra novela que tengo muy estructurada en mi cabeza y que hasta tiene el título tentativo de Estocolmo, donde quiero hablar del tema de compromiso laboral y ambiente electoral en Bolivia y, bueno, no sé cuánto dure esa investigación previa al proceso de escritura, pero creo que entre todo eso pasará un buen tiempo. Espero que mientras tanto, si Matasueños atrapa a la gente, esperen con ansias estos próximos libros o busquen mis anteriores novelas: Hayley (Ed. 3600, 2018) y Morbo (PARC Editores, 2022).
Sobre Adrián Nieve
Empezó su carrera como guionista y productor de televisión en Abya Yala, y luego fue nombrado editor general de la revista independiente Gritos. En 2016, publicó su primera novela con la editorial Gran Elefante, titulada El camino amarillo de Drogothy. Dos años después, en 2018, publicó Hayley con la Editorial 3600. En medio de una de la escritura literaria se dedicó al periodismo, la crónica y la crítica cinematográfica en la revista Rascacielos, Página Siete, La Razón, Tv Culturas BTV y la revista Escape. En 2022, publicó su tercera novela Morbo con la editorial PARC Editores. Tiempo después, fue nombrado editor general de la revista de no ficción 88 Grados.