Nelson Pandorga
9.
A diferencia del pelafustán / por alguna razón no ignoran / lo que le dijo el jazmín del monte / al pájaro carpintero / cuando los mayores eran grandes/ y los menores muy pequeños. / Sin ser botánicos algo conocen / de la primavera y sus presagios / y saben por ejemplo / cómo fue de joven el árbol / que creció solitario en la colina / y tocó el cielo por dentro”.
Al opa le das la razón y consigues lo que quieres, es lo primero que tienes que saber de esta ciudad. No te detienes, escúchame; discutir sobre lo ya establecido es perder el tiempo. Lo segundo es que no estamos para hacernos los exquisitos ahorita, la recesión está tan jodida que no hay quien putas te invite un trago en esta ciudad. Y bueno, estamos en el momento postcrotomoderno de la confusión entre el consumo y la calidad de vida, entre la imagen proyectada, el del momento de felicidad como el único que existe como una farsa comunitaria. Rebalsan de escritores las palabras, las violan y las amán a ritmo desenfrenado.
“¿Si hubieras tenido la posibilidad de ser lo que te dé la gana, qué hubieses sido?”, “Actor porno. Pero no fui bendecido con la herramienta imprescindible”, “Sólo te queda pretender ser una leyenda urbana de las fiestas 3D… de tres días mezclando todo”.