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Reportajes

Beni sin respiro: Con el 50% del personal médico contagiado, se acercaría a la fase cuatro de la pandemia

El sistema de salud está colapsado por la cantidad de casos, la escasa infraestructura médica y la falta de recursos humanos

Antes de la pandemia, la situación en el departamento del Beni, ubicado en el norte de Bolivia, ya era crítica. El coronavirus solo llegó para agravarla y magnificar las falencias que los médicos trataban de visibilizar y subsanar desde hace años, aunque sin éxito.

“El Hospital Trinidad, que es el centro médico de referencia a nivel departamental, solo contaba con dos respiradores que funcionaban al 50%”, cuenta en contacto telefónico con Verdad con Tinta el médico Carmelo Merubia SantaCruz, presidente de la Sociedad Científica de Beni y vicepresidente del Colegio Médico.

El área de cuidados intensivos contaba únicamente con cinco camas, mientras que el área de emergencia tenía trece, más un ventilador. Respecto a los equipos, Merubia se limita a decir que “eran todos viejos y precarios”.

«No era silencio epidemiológico, era sordera»

Carmelo Merubia

Según describe el médico, el personal era escaso, pero se las ingeniaban para satisfacer la demanda.

“Hacíamos todo lo que podíamos, todos los días”, dice dejando escapar un suspiro.  Sin embargo, de ninguna manera estaban preparados para una situación como la que experimenta su sistema de salud  en la actualidad.

Pedíamos a gritos equipamiento e infraestructura”, dice sobre las solicitudes hechas al anterior gobierno, las que jamás fueron satisfechas pese a paros, huelgas y protestas protagonizadas por los médicos del norte.

Con 1506 casos registrados según el informe oficial al 28 de mayo, Beni ha pasado de ser la isla a la que todo el país quería ir a inicios de la pandemia, al segundo departamento con más casos a nivel nacional, siendo superado solo por Santa Cruz, aunque esta última la duplica en población.

“No era silencio epidemiológico, era sordera”, dice al respecto Merubia.

Del silencio a la crisis

“Durante 40 días supuestamente no había ningún caso y no se hicieron pruebas. Las pruebas del primer paciente del hospital Obrero como del hospital Presidente Germán Busch, fue por insistencia de los especialistas”, relata respecto al hombre de 67 años y la mujer embarazada, que fueron los primeros positivos en la región.

De acuerdo a su testimonio, cuando salieron esas pruebas, “muchos” de los médicos terapistas y enfermeras ya estaban contagiados.

“Ahí empezamos a caer”, agrega explicando que a la precaria situación de los hospitales, se sumó la baja de un porcentaje representativo del personal médico, que inclusive antes de la pandemia, ya era escaso.

Merubia asegura que en la actualidad, el 50% o 60% del personal médico está contagiado, viéndose obligado a estar en aislamiento y lejos de la primera línea, que es donde en realidad deberían encontrarse.

Esto ha contribuido a que la capacidad de atención esté colapsada, tanto por la falta de insumos, como de recursos humanos.

En medio de la crisis, el también vicepresidente del Colegio Médico, explica que se les hace difícil conseguir insumos básicos de bioseguridad, como barbijos, botas, gafas y guantes, haciendo que los médicos continúen expuestos y sean cada vez más los contagiados.

«Las farmacias también han colapsado»

Carmelo Merubia

Ante el colapso de los hospitales de referencia, Merubia comenta que se habilitó un hospital llamado “Centro COVID”, el cual era una unificación del sistema público a corto plazo. Sin embargo, únicamente pudieron habilitarlo para pacientes con coronavirus en estado leve y moderado, por falta de equipos y especialmente, de personal .

“Se habilitó el hospital Germán Busch para pacientes graves de COVID-19, pero se cerró la atención para los demás pacientes”, asegura.

Esto significa que pacientes con hipertensión, diabetes y otras enfermedades, quedaron a merced de otros centros de salud, los que, en la mayoría de los casos, no cuentan con los especialistas para tratarlos.

“Siempre carecimos de especialistas”, resalta.

A modo de ejemplo y para ilustrar lo crítico que es el panorama, el médico cuenta que en Trinidad solo hay dos médicos internistas; ambos contrajeron coronavirus y uno de ellos renunció en su momento.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el parámetro mínimo de especialistas es de cuatro por cada diez mil habitantes. De acuerdo a estas cifras, solo la ciudad de Trinidad, necesitaría cerca de 528 especialistas.

Respecto al equipamiento, la Caja Nacional de Salud llegó hace algunas semanas con siete respiradores que se sumaron a los dos que ya tenía el hospital Trinidad, dando una pequeña tregua a médicos como a pacientes. Sin embargo, Merubia insiste en que por más que los llenen de equipos, sin recursos humanos, no hay cómo ganar esta guerra.

“Inclusive el sistema de farmacias ha colapsado, incluyendo las particulares”, devela el trabajador de la salud.

El Beni podría estar en la fase cuatro

“Por lo que puedo ver, estamos en una fase cuatro, de una transmisión activa”, responde Merubia sobre el estado del virus en la región norte del país.

El presidente de la Sociedad Científica de Beni proyecta que dentro de dos semanas podrían llegar al punto más álgido de contagios y esperan prepararse para recibir aquel 10% de la población que sufrirá complicaciones, según las estadísticas globales. Es decir, una potencial cantidad de 13200 habitantes infectados solo en Trinidad, que es el municipio más afectado en el Beni.

Pese a que aún no se ha alcanzado el pico de contagios, los profesionales ya se han visto obligados a tener que elegir qué pacientes son admitidos en los centros salud, principalmente ante la falta de recursos humanos. Según explica, solo en el hospital Trinidad, se necesitarían al menos 50 profesionales más para cubrir la demanda actual.

“Ha habido ya casos en el hospital Germán Busch, donde han tenido que decidir quién entra y quién no. Lastimosamente ya estamos viviendo eso acá y es un martirio para nosotros trabajar de esa manera”, reconoce el profesional.

Intoxicaciones

Largas filas de personas invadieron las calles benianas La semana pasada. Cientos de ciudadanos, se aglomeraban esperando recibir remedios para contrarrestar el coronavirus; eso sí, respetando el metro y medio de distancia.

“Después de cumplir el onceavo día de lucha contra el azote brutal y despiadado de esta pandemia, por primera vez, el teléfono deja de sonar a las 06.30 am (…). Nos faltaron recursos por eso descansamos, porque si no seguiríamos en las calles proporcionando alivio, esperanza y fe a todas las familias”, publicaba unos días después el médico Alejandro Unzueta, un odontólogo que se trasladó desde la ciudad de Santa Cruz con una serie de medicamentos que, según sus propias palabras eran un tratamiento que le había sido “revelado por Dios”.

Indometaciona, acitromicina, sulfametoxazol trimetoprima y prednisona son parte de la denominada “receta milagrosa”. Según Unzueta, los mismos debían ser tomados de forma conjunta para concretar una curación “mandada del cielo”.

Aunque Merubia asegura que la intención de su colega seguramente era buena, el resultado estuvo lejos de lo divino.

Unos días después empezaron a llegar a los hospitales pacientes con cuadro de intoxicación medicamentosa, colapsando aún más la ya precaria situación en la capital beniana.

“Lo correcto hubiera sido que llegue a coordinar con el Colegio Médico”, reprocha el especialista beniano sobre el accionar de su par cruceño Y de otros médicos que emprendieron la misma labor. Ante lo ocurrido, diferentes Colegios Médicos salieron a cuestionar el accionar de Unzueta y a exigir sanciones para quienes prescriban medicamentos sin el aval profesional

¿Más cruces en los cementerios que decesos en los registros?

Aunque los casos reportados en el departamento del Beni hasta el cierre de esta publicación ascienden a 1506, y los fallecidos son 86, lo cierto es que la cruces en el cementerio, según informan periodistas de la región, superan las cifra que se visibilizan en los reportes oficiales.

“Hay mucha gente que no va a los hospitales por temor, porque todo está infectado, y mueren en sus casas con la sintomatología”, agrega mientras explica que ellos no pueden reportar las muertes que no ingresan al sistema de salud.

Dicho de otra forma, los decesos que se hacen públicos, corresponden únicamente a las víctimas que ingresaron al sistema de salud y tienen una prueba que confirma que  la muerte fue por coronavirus.

Los otros, por más que los pacientes tenían la sintomatología, no son reportados como decesos por COVID-19.

“Otros pacientes que mueren por otras causas, también reciben el protocolo COVID, eso también hace que en el cementerio hayan más cruces de las que se reportan”, explica también Carmelo Merubia SantaCruz.

Respecto a las pruebas, el presidente de la Sociedad Científica de Beni explica que se ha habilitado un laboratorio con seis profesionales, pero la realidad es que se toman más pruebas de las que en realidad se pueden procesar, y los resultados no se obtienen tan rápido como deberían.

“Tardamos alrededor de siete días”, explica. Si bien antes recibían resultados después de dos o tres semanas y el tiempo de respuesta ha mejorado, no es el óptimo dadas las condiciones que afronta el departamento.

“Aproximadamente se puede procesar de 70 a 100 muestras por día”, agrega sobre la capacidad del laboratorio, que está funcionando al máximo de su capacidad. A la fecha, el laboratorio tiene más de 855 pruebas pendientes, esperando su procesamiento para conocer los resultados.

Mercedes Bluske

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