Aunque en las mañanas aún queda algo de la “antigua normalidad”, por las tardes, y especialmente los fines de semana, el silencio y la soledad reinan en las calles tarijeñas, pintando un escenario digno de una ficción. Esta sensación de ciudad fantasma que se apodera de la urbe, se ha acentuado un tanto la mañana de este lunes, ante la ampliación de la cuarentena rígida hasta el 30 de junio.
Gracias a este trabajo fotográfico realizado en colaboración con el fotógrafo profesional Claudiu Adrián Popescu, te mostramos cómo luce la ciudad, los fines de semana, y a tempranas horas de la mañana.
El tradicional puente San Martin, otrora abarrotado por comensales que se asoman para probar las delicias gastronómicas que ofrecen las vendedoras los fines de semana, hoy se encuentra vacío.La Ruta Nacional 1, que conecta la ciudad con la zona del campesino, suele ser uno de los puntos de mayor tráfico en la ciudad. Hoy, reina el silencio en sus calles.Según reportes oficiales, seis miembros de la Policía de Tarija tienen COVID-19.Después de tres meses de encierro, el comercio informal comienza a salir a las calles, por necesidad.Otros, simplemente aprovechan el día de salida, para tomar algo de sol en la plaza, como en la antigua normalidad.Los restaurantes más representativos del centro de la ciudad, permanecen cerrados. La iglesia de San Roque, se ve más imponente que nunca. Los devotos del patrono de la ciudad, hacen sonar la tradicional música de lo «Chunchos» por la snoches, pidiendo su protecciónEl centro de la ciudad, los fines de semana y después del medio día, es digno escenario de una ciudad fantasma.