Son pocos los libros o folletos que pueden encontrarse sobre el surgimiento de la tradicional fiesta de Santa Anita en la ciudad de Tarija, pero las diferentes fuentes de información nos devuelven al mismo lugar: la congregación de las hermanas de Santa Ana y la elaboración de manualidades por parte de niñas del internado, que eran hijas de hacendados como de mujeres humildes que apenas tenían dinero para almorzar.
Religiosas, historiadores, funcionarios municipales y vecinos de San Roque, coinciden en que los inicios de esta festividad se debe a la primera exposición efectuada por las mujeres que eran apoyadas por las hermanas de la congregación, la cual fue realizada un 26 de julio, en el día de Santa Ana, la abuela de Jesús.
Esta exposición presentaba manualidades en miniatura que las niñas del internado ponían a la venta.
Las hermanas de Santa Ana iniciaron su trabajo en Bolivia el 14 de mayo de 1884 durante el gobierno del tarijeño Narciso Campero Leyes, pero quien propició su llegada fue otro tarijeño, el empresario Aniceto Arce Ruiz, según contó el historiador Elías Vacaflor Dorakis.
En ocasión de celebrarse el 26 de julio de aquel mismo año, el Día de Santa Ana, las monjas organizaron un acto de confraternidad infantil que consistía en sencillos bazares donde se exponían juguetes, ropa de muñecas, masitas, refrescos y otros enseres realizados por las niñas y mujeres que eran capacitadas en este lugar.
Las más grandes junto a las niñas del internado de Santa Ana aprendían a realizar tejidos y bordados, entre otros productos.
Eran 40 las niñas que formaban parte del colegio que estaba a la cabeza de la hermana Ana Camila Valentina. Aquellas jóvenes serían las que ubicarían los primeros bazares frente a la iglesia San Roque, según contó el historiador de este barrio Manuel Oscar Chávez Ferreira.
“La escuela estaría ubicada en lo que hoy es la calle Campero casi esquina La Madrid en la casona de los Moreno”. Dos años después de esa primera exposición, los bazares serían trasladados a la entonces denominada «Calle Ancha» que es la actual calle Cochabamba.
Los primeros bazares provocaron el entusiasmo de los vecinos de la zona, quienes empezaron a hacerse partícipes de la festividad, la cual tenía un “carácter netamente religioso”.
Para subsanar el pago de las vestimentas pequeñas, surgió la idea de intercambiarlas con botones o conchitas, consolidando la fiesta en todo el poblado, tomando la celebración de Santa Ana más realce en Tarija que en cualquier otro sitio del país.
“El trueque, era una diversión propia de la edad, que con el tiempo se amplificó a nivel de toda la sociedad”, dice un resumen histórico del Gobierno Municipal respecto a la tradición.
La Calle Ancha, detrás de la iglesia de San Roque, era un espacio usado por vendedores y demás artesanos, porque el pueblo, especialmente los fines de semana, se volcaba a esa zona. “Era como lo que vendría a ser hoy el Mercado Campesino”, contextualizó el historiador Elías Vacaflor.
Otro motivo para el traslado de los bazares a la Calle Ancha, según Chávez Ferreira, era que el barrio de San Roque, en esa época, era el vecindario de los artesanos de Tarija.
“Estaban los mejores orfebres, joyeros, carpinteros, plateros, ebanistas, porque Tarija era una bisagra de conexión entre el oriente y el –océano- Pacífico”.
La Calle Ancha en sí era el límite de la ciudad, hasta ahí llegaba; y más que una vía de tránsito de vehículos, era un lugar espacioso donde se propiciaba el comercio, especialmente en una época en que Tarija era una zona de paso. Así, la fiesta cada año tomó fuerza.
Pese a su relevancia, la festividad fue olvidada por un largo tiempo. En época de la Guerra del Chaco entre 1932 y 1935, la festividad estuvo a punto de perderse, pero fue restablecida por alcaldes como Isaac Attie o religiosos como el padre Bartolomé Attard después de 1940.
La fiesta de Santa Anita en la calle Cochabamba creció en 1967 desde la esquina Campero hasta la calle Daniel Campos.
La feria de Santa Anita, como se la conoce en la actualidad, aparecería el año 1970 aproximadamente, cuando empezaron a llegar comerciantes del occidente del país exclusivamente para esta ocasión, vendiendo juguetes de lata, como los pequeños camiones.
Luego ingresarían los billetes en miniatura y otros elementos característicos de la festividad de Alasitas de La Paz, que se fue expandiendo por todo el país.
En la época de los 70, además del día de Santa Ana, la calle Cochabamba pasó a recibir por una o más semanas con el consentimiento de los alcaldes de turno a comerciantes y artesanos de diferentes partes del país que ofrecían juguetes en miniatura; la mayoría que sobraban de las ventas de Alasitas, que se celebra en enero en La Paz.
La celebración de Alasitas se basa en un ritual andino, donde sobresale la figura pagana del Ekeko o dios de la abundancia. Ambas festividades tienen un origen distinto, pero un mismo fin para el comercio informal.
La hermana Lidia Moreno Pantoja, conocida en su congregación como «sor Ana» le contó años atrás a Verdad con Tinta que en su niñez se jugaba al intercambio de conchitas en Santa Anita.
La monja, aquella vez hizo un recorrido con su melancólica mirada la calle General Trigo de los años 50, donde pasó su niñez, cuando llegaba el día de Santa Anita y sus familiares le preparaban el bazar para sacar a la venta.
“Mi hermano me hacía hojarasquitas, naranjitas de zanahoria, mermeladas pequeñas en platillitos, también me hacían papa a la huancaina, todo pequeñito”, revivía la religiosa, quien en el año 1960 decidió hacer sus votos y dedicar su vida «al Señor».
Para ella, la fiesta tomó otra dirección, rememoró Santa Anita como una festividad de los niños con el intercambio de conchitas, un día que era esperado con ansias por los más pequeños de la casa.
La religiosa dijo que en el colegio, ya no hacen la exposición de productos en miniatura, pero sí celebran a santa Ana con una misa, además de acompañar el 26 de julio a la procesión que sale de la parroquia de San Roque.
En su lento caminar durante la procesión con sus hábitos de color celeste, las monjas de Santa Ana son el presente de un pasado mágico.
Celebración de Santa Ana
La Iglesia católica celebra cada 26 de julio a san Joaquín y santa Ana, padres de la Virgen María y abuelos de Jesucristo. Por este motivo, esta fecha a nivel internacional es celebrada como el Día de los Abuelos.
Santa Anita y el comercio
El crecimiento de la ciudad, hizo que sea casi imposible mantener la calle Cochabamba cerrada por una semana o más durante la festividad como ocurría en los años 70, 80, 90 y 2000, motivo por el que la Alcaldía determinó hacer cambios drásticos.
El campo ferial municipal del barrio El Constructor fue habilitado desde el año 2016 para el traslado de los vendedores de artículos en miniatura de Santa Anita.
Se agregaron otros eventos, como la Noche de Talentitos en el barrio San Roque, realizada un día antes de la festividad.
Los barrios
La festividad dejó de ser exclusiva del barrio San Roque, y la esencia de valorar lo más pequeño se mantuvo vigente en otras zonas de la ciudad.
Uno de los barrios que trasladó esta tradición a sus calles es Las Panosas, donde se celebra hace 26 años esta actividad, con una participación masiva de sus vecinos.
Los pequeños bazares con platos en miniatura son el común denominador, mientras cientos de visitantes van probando de todo un poco.
Son más de 20 barrios que en las fechas previas a la festividad de Santa Anita se organizaron con sus mini ferias.
Actualidad
La festividad fue inaugurada este 26 de julio mediante la procesión con la imagen de santa Ana por la calle Cochabamba hasta la iglesia San Roque. La actividad estuvo acompañada por la banda de la Policía Municipal y los niños de las diferentes reparticiones municipales.
La fiesta tradicional se mantiene el 26 y 27 de julio en la calle Cochabamba, pero solo con la exposición de bazares para niños y productos tradicionales, además de la procesión con la imagen de santa Ana.
La muestra artesanal de Santa Anita en el campo ferial de El Constructor inicia el domingo 28 de julio y se prolonga hasta el 6 de agosto, donde se tienen dispuestos 1 200 puestos.
De aquellas pequeñas exposiciones de bazares en los primeros años de 1900 a las grandes ferias de artesanías de la actualidad. Lo cierto es que en esta época, lo pequeñito tiene un gran valor.
Nota escrita originalmente en el año 2018 y actualizada al 27 de julio de 2024.