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INTRODUCCIÓN
Víctimas de la burocracia y de la pandemia por partes iguales, ellos se buscan la vida en las calles del país donde se enfrentan a un virus tan peligroso como el coronavirus: los estereotipos y la desinformación
Entender lo que sucede en Venezuela y lo que motiva a sus ciudadanos a salir, es entender que millones de vidas no se pueden reducir a números y que el camino no son solo los kilómetros andados, sino las experiencias vividas.
Un informe especial realizado por la socióloga Ligia Bolívar y el profesor Carlos Rodríguez Pérez, para el Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos –Provea-, asegura que: “Nunca antes la región había experimentado un volumen tan elevado de personas en situación de movilidad y en un tiempo tan corto”.
La crisis política, económica, social y de derechos humanos que afronta Venezuela ha provocado la salida de alrededor de cinco millones de personas del país. Se han desplazado por el mundo, aunque la gran mayoría, según informa la Agencia de la ONU para los Refugiados- Acnur-, se han desplazado a lo largo y ancho de Sudamérica.
El éxodo venezolano es el segundo más grande del mundo, siendo superado solo por el sirio, provocado por la guerra.
El éxodo venezolano es el segundo más grande del mundo, siendo superado solo por el sirio, provocado por la guerra.
El número de desplazados a causa de la crisis humanitaria que vive el país equivale al total de la población de Trinidad y Tobago, Guyana, Surinam, Belice, Bahamas, Barbados, Santa Lucía, Granada, San Vicente y Granadinas, Antigua y Barbuda, Dominica y San Cristóbal y Nieves; todos juntos.
Si bien todos salen con la esperanza de mejores días, los motivan las constantes amenazas a su vida, libertas e integridad personal.
En su país se han convertido en víctimas de la inseguridad, la falta de alimentos y medicinas, así como del exceso de violencia y amenazas. Esto, a ojos del mundo, los convierte en refugiado; no en migrantes.
La escases de alimentos y servicios básicos se ha convertido en una amenaza para su propia supervivencia, llevando a que organismos internacionales como la Agencia de la ONU para Refugiados, basados en los criterios contemplados en la Declaración de Cartagena, pidieran calificar a los desplazados venezolanos como refugiados de manera grupal.
Si bien son los países receptores los que reconocen la condición de refugio a través de un recurso administrativo, la condición de refugiados es inherente a las personas por la motivación de su salida.
“Yo entiendo que el tema de refugiados no es un conflicto migratorio, porque la gente que migra, migra para tener mejores oportunidades, esta gente sale del país en resguardo de su vida, que es diferente”, explica la abogada especialista en derechos humanos y constitución, María René Soruco Campero.
“Además, todo lo que es de la Organización de Naciones Unidas está reconocido por el Estado boliviano y forma parte del ordenamiento jurídico, porque todos los tratados y convenios en materia de refugiados, han sido reconocidos por el país”.
Pese a las normativas que los amparan, y aunque los separan cientos de kilómetros de las fronteras de Venezuela, hay algo que nunca los ha abandonado a lo largo del camino: su vulnerabilidad.
En este especial, abordamos las vulnerabilidades que afrontan en la cruzada por regularizar su situación para hacer del rojo, amarillo y verde; su nuevo hogar, en una lucha marcada por la burocracia, los estereotipos y la desinformación.
*Este proyecto fue trabajado en el marco del curso Puentes de Comunicación de la Deutsche Welle y Efecto Cocuyo
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