La cuarentena rígida por COVID-19 ha impuesto más tiempo libre a los bolivianos durante un par de meses, en ese periodo, una parte de la población pudo explorar un espacio creativo para la producción literaria; además, dada la coyuntura de un país sometido por la crisis política y sanitaria, largos textos de opinión empezaron a invadir las redes.
Fue ese el contexto ideal para que nazcan emprendimientos relacionados al mundo editorial, uno fue “Siete de Copas”.
Previo al jaque
Si bien la cuarentena potenció la visibilidad de la revista, fueron cuatro meses antes que la idea nació, entre octubre y noviembre de 2019, durante una partida de ajedrez y mientras parte de la población boliviana buscaba hacerle un jaque mate al Gobierno de Evo Morales.
Detrás de la web de Siete de Copas están Miguel Roca Durán de Tarija y Joaquín Flores Soza de Sucre; ambos estudiantes en La Paz.
Hay más personas, pero ellos están a la cabeza y fueron quienes concibieron la revista en una noche de cacerolazo.
“En esos días de incertidumbre, jugábamos ajedrez y conversábamos de diversos temas, el proyecto nunca se planificó, todo fue muy esporádico”, recuerda Miguel.
“Nos propusimos hacer un proyecto: un blog. En ese mismo momento se alineó nuestra imaginación y voluntad, sacamos nuestras computadoras y descubrimos el proyecto mientras lo labrábamos, no planificamos nada; descubrimos su forma, apariencia y esencia, al desarrollar la idea”, cuenta.
El concepto que da vida a la revista es ser “un puente”, pues los creadores lamentan que la producción literaria e intelectual se quede “estancada” en la cabeza de quienes no tienen donde publicarla.
Sin embargo, ser un vertedero de textos no es la meta, sino “representar la idea bajo algún paraguas”, como ellos lo explican. “Ahí es donde ordenamos las copas, utilizamos la figura de Napoleón para que exista sinergia entre toda la producción albergada y recurrimos al tarot como un hilo conductor, tanto estético como discursivo y que nos permite tener un pie en lo esotérico”, revelan.
Las intenciones detrás del concepto son: libertad, poder, y cierto misticismo, pues a Miguel le gusta pensar que la revista tiene un espíritu propio.
Sobre el nombre, Siete de Copas es una referencia a una carta homónima del tarot. Dicha carta presenta la imagen de un hombre de espaldas y oscurecido por las sombras, al frente tiene una nube con siete copas levitando.
“Esa es la imagen que nos parece que resume a la perfección, el proceso creativo, es decir, es la representación de alguien que se está enfrentando al papel en blanco y que debe ordenar, jerarquizar sus designios, para que la idea se concrete”.
El proceso de crear
Durante “unas semanas” la revista fue naciendo, entre cigarros y poca atención a la realidad por parte de los estudiantes.
Al inicio probaban como portada una foto de la Estatua de la Libertad tomada en la festividad de Alasitas por Joaquín, pero con la madurez de la idea y la aclaración de conceptos, se descartó la idea.
“Toda esta parte, crear el logo, elegir los colores y montar la estructura, fue un proceso inenarrable”, relata Joaquín.
Pero crear una revista digital implica más que una parte creativa, hay detalles técnicos, por lo que Miguel describe, entre risas, como “aleccionador” todo el proceso.
Mientras el proyecto se perfilaba como un blog, lo crearon en una plataforma para el diseño de los mismos; pagaron una suscripción anual. Mas el resultado no era convincente, por lo que tuvieron que aceptar la pérdida de esa primera inversión y buscaron otra plataforma. En ese punto decidieron que no sería un blog; sino una revista.
“Yo soy medio chambón para la tecnología, así que para mí fue un desafío, pero curioseando e insistiendo, aprendimos un poco de creación de webs, aunque tuvimos que aceptar que a veces no queda otra que contratar servicio técnico”, confiesa Miguel.
Contenido y lectores
La sección de literatura en las más atesorada por Miguel y Joaquín, consideran que su contenido -poesía y cuentos- son de “gran calidad”, pero la revista abarca más.
Cuenta con secciones destinadas a artículos de coyuntura, teoría política, ensayos fotográficos, y letras libres. Además, hay una sección llamada “Ask the Dust”, cuya traducción al español es el equivalente a “pregúntale al polvo”; en ella se rescatan pasajes y capítulos de obras que están “enterradas y que envejecieron bien”.
Y la última es Baraja: “una sección donde estamos repasando todas las cartas del tarot, intentando explicar cada una a través de textos de la edad media”.
“…es interesante la cantidad de personas que solo necesitan un empujón para empezar a producir”.
“Hoy estamos empezando a trabajar en cortos, ensayos académicos y artículos de divulgación científica”.
La producción de los textos no es toda de Miguel y Joaquín, aunque sí escriben para su revista. Gran parte del contenido es producido por invitados.
“Planificamos periódicamente a quiénes invitar, usualmente nos basamos en sus trabajos previos, en alguna recomendación, o por la simple intuición de que tienen algo bueno para decir, es interesante la cantidad de personas que solo necesitan un empujón para empezar a producir”, revelan.
“Alguna vez” les llega también un texto de un lector; en otras oportunidades deben rechazar algún escrito.
Un despegue rápido y esperado
Siete de Copas fue lanzada oficialmente el 11 de enero de 2020 buscando en el horizonte “dejar las cosas un poco mejor de cómo estaban, que escritores y artistas nuevos interactúen con plumas ya consagradas, que los dos se vean contrastados con los clásicos y que todos charlen entre sí”.
En octubre la revista pasó las 4.000 visitas y tiene, por lo general, 1.500 lectores recurrentes.
Miguel cree que la pandemia favoreció el crecimiento de la revista. “Era nuestro primer año, con la cuarentena tuvimos el tiempo para labrar el sistema, ya hecha la máquina, ahora solo nos toca darle cuerda”.
Además, dice entre risas que esperaban los resultados que obtienen, pero que aún tienen “mucho margen” para expandir su alcance.
Por lo mismo, esperan sacar un libro impreso con la recopilación de los mejores cuentos publicados digitalmente.
Junto con esa meta están las aspiraciones de dar el salto a tener una edición impresa e incursionar como una productora audiovisual.
Miguel Roca Durán y Joaquín Flores Soza idearon en días de inquietud un espacio de expresión y difusión para trabajos literarios e intelectuales, académicos y de opinión, teoría política como textos casi olvidados.
Adelantándose un mes a la cuarentena por COVID-19, Siete de Copas se convirtió en una revista que, como la propia literatura y los medios de comunicación, rescata la historia y pensamiento boliviano, los escribe, pero de la mano de aquellos que tienen algo que decir, encontrando espacio en las páginas digitales de un proyecto de dos jóvenes jugando ajedrez.