En muchas ocasiones, al ser entrevistado por los medios de comunicación sobre la importancia del comercio exterior boliviano en general, y de las exportaciones en particular, surgió una gran pregunta o un planteamiento -a título de colofón de la misma- con una consulta a boca de jarro, dejando la sensación de que gran parte de lo ya dicho, fue insuficiente: “En facilito, don Gary, para que la gente entienda… ¿cómo beneficia la exportación al ciudadano de a pie?”
Muchas veces los economistas adolecemos de habilidad a la hora de hablar sobre los indicadores económicos y su relación con lo cotidiano. De ahí que más de un periodista o entrevistador, queriendo que su audiencia entienda lo que se está tratando de comunicar, se esfuerce en hacer aterrizar las cifras, normalmente grandilocuentes que se suelen presentar, en cuantas ocasiones, queriendo encandilar o impresionar.
¿Cómo hacer entender al obrero, al comerciante, al panadero, al ciudadano común, que exportar es vital para la estabilidad? ¿Cómo explicar que cuando un país exporta lo que produce por encima de sus necesidades, crece más? ¿Cómo hacer comprender a la gente, que la actividad exportadora no solo trae divisas al país al vender bienes y servicios al exterior, sino también, genera empleos dignos con mayores niveles salariales, prestaciones sociales, etc.? ¿Que una empresa que se internacionaliza, si quiere alcanzar el éxito, debe subir su productividad y competitividad con tecnología de punta y prácticas de excelencia y sostenibilidad, lo cual favorece al sector donde trabaja, y al país?
¿Cómo explicar que cuando una empresa ingresa a la exportación debe mejorar la calidad de su oferta, con lo cual el consumidor nacional tiene un mejor producto a su disposición? ¿Y que la actividad exportadora involucra eslabonamientos hacia adelante y atrás, con inversión, producción, transporte, comercio y servicios conexos, creando en cada caso empleos dignos y formales?
¿Que para vender un producto al extranjero hay que: producir o comprar lo hecho en el país; recurrir a un banco por financiamiento; contratar un despachante de aduana profesional para garantizar que la exportación se dé sin sobresaltos; disponer el transporte de la mercadería, etc., y en cada uno de esos procesos, generando fuentes de trabajo para los bolivianos, además de efectos multiplicadores para la economía, especialmente con las exportaciones no tradicionales (agropecuarias, agroindustriales, forestales, madereras, manufactureras, artesanales) y con la exportación de servicios, también?
¿Cómo hacer que la gente entienda que siendo Bolivia un gran consumidor de combustibles, medicamentos, vehículos, productos de línea blanca, computadoras, celulares o insumos que no fabricamos acá, los debemos importar y para eso necesariamente debemos contar con dólares para pagar?
Las exportaciones son el instrumento ideal para conseguir las divisas que tanto precisamos, por una parte, y para que el dólar siga estable en el país. En la medida que las exportaciones (ingreso de divisas) superen a las importaciones (gasto de dólares), podremos estar tranquilos -con un superávit de por medio- porque las ventas externas estarán financiando las compras desde el extranjero.
¿Cómo explicar la importancia de que nuestro comercio exterior de bienes tangibles, luego de seis años de déficits continuos (2015-2020) registró un superávit de casi 1.500 millones de dólares en 2021 y que al primer semestre de este año llevamos ya 1.221 millones de excedente? ¿Sabrá el ciudadano de a pie, del beneficio que ello implica en cuanto a una baja de la presión sobre las Reservas Internacionales Netas del Banco Central de Bolivia, por tanto, sobre el tipo de cambio?
¿Cómo le afecta a usted que el comercio exterior sea superavitario? ¿Podría decir que es bueno?, ¿que, es malo? O quizás… ¿intrascendente?
Puede que hasta aquí, la información no sea de impacto para la ciudadanía, pero cuando se explica que Bolivia depende del abastecimiento externo para miles de productos (como diésel, gasolina, trigo y harina, por citar algunos) que deben pagarse con dólares, y que éstos provienen de la venta al mundo de productos como minerales, gas, soya, maderas, castaña, carne, textiles, leche, joyería, entre varios otros cientos, entonces, la gente empieza a percibir la importancia de exportar, para que la cantidad de dólares que llegue al país sea mayor que los dólares que salen de Bolivia para importar lo que precisamos.
La gente debe entender que si el sector exportador financia al importador, eso no es algo bueno, sino, extremadamente bueno, ya que de otra forma habría que endeudar al país para conseguir dólares o dejar de importar. Debería saber también que, hace muchos años ya, cuando no hubo dólares suficientes, no solo subió el producto importado, sino también el dólar, y hubo inflación.
Estas dos últimas razones deberían ser suficientes para que el ciudadano de a pie entienda que exportar es bueno para la economía del país y para él también.
Gary Antonio Rodríguez Álvarez es Economista y Magíster en Comercio Internacional